La OCDE ha mejorado sus perspectivas para la economía española, que este año debería cerrarse con un crecimiento del 2,8%, aunque ha recortado sus previsiones hasta el 2,3% para 2017, incremento que se explica, según este organismo, gracias a impulsos positivos como el bajo precio del petróleo y materias primas o la política fiscal que ha favorecido el consumo en 2016.
Otro factor que también tira del consumo es el crecimiento del empleo en nuestro país. La tasa de paro se reducirá al 19,8% este ejercicio y hasta el 18,4% el próximo año, un pronóstico algo menos optimista que lo que prevé el Gobierno.
España será de los países que más empleo creará este año, pero sigue estando en la cola, sólo superado por Grecia. La OCDE reconoce las reformas estructurales acometidas por el Ejecutivo, pero señala que la economía española tiene un problema de productividad y advierte de que si la incertidumbre política que se vive desde diciembre se mantiene, podría dejarse notar negativamente en la inversión y el consumo.