La reduflación se ha convertido en un término que cada vez escuchamos más habitualmente aunque es posible que no sepas a qué se refiere en concreto. En un contexto de inflación disparada por encima del 7 por ciento, las empresas diseñan estrategias comerciales para no aumentar el precio de sus productos en exceso. Sin embargo, esta práctica supone un cierto engaño al consumidor.
Para compensar esa subida de coste de producción, mantienen a suben ligeramente el precio, a cambio de ofrecer menos cantidad de producto. El ejemplo más visual es el de las bolsas de patatas. Más aire y menos patatas pero un precio similar. Pero en realidad estamos pagando lo mismo por menos cantidad.
La popular marca de snacks Doritos ha admitido al medio Quartz que ha practicado la reduflación. Según la empresa en las bolsas de 270 gramos, ahora vienen una media de 5 patatas menos. Esto supone que en una producción estándar de 200 millones de bolsas, pueden ahorrarse en torno a los 45 millones de euros.
La práctica de momento es legal y las empresas aluden a que en un primer momento hay sobrecostes ya que los nuevos diseños de productos implican la compra de nueva maquinaria para crearlos.
La reduflación se implementa en productos como chocolatinas, bolsas de snacks, latas de conservas y legumbres, productos de limpieza. Las marcas se justifican por el aumento de los costes en los procesos de producción, compra de materias primas o mano de obra. La realidad es que están vendiendo aire a precio de producto sin que el consumidor lo sepa porque no hay ninguna regulación que les obligue a indicar esa reducción de la cantidad de producto.
