Esos marcadores, que reflejan por anticipado inflexiones en el ciclo económico, cayeron una décima en junio en España, hasta los 98,9 puntos, por debajo de los 100 puntos que marcan la media de largo plazo. España no había llegado a ese nivel desde agosto de 2013, fecha en la que los indicadores compuestos se situaron en los 98,9 puntos.
En términos generales, la OCDE también percibió signos de debilitamiento en la economía de la eurozona y del G7, y un crecimiento estable en el conjunto de sus países miembros y en los cinco principales países asiáticos. Sus indicadores perdieron en junio una décima tanto en la zona euro como en el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido).
En el primer caso se quedaron en 99 puntos y en el segundo en 98,9. Por separado, la OCDE anticipó en los países del G7 un crecimiento estable en Francia (99,2), Canadá (98,9) y el Reino Unido (98,8), una estabilización en Japón (99,3) e Italia (99) y una caída en Alemania (98,7) y Estados Unidos (98,8).
En China, la India, Indonesia, Japón y Corea (G5) los indicadores se mantuvieron en junio en los 99,3 puntos, y en el conjunto de la OCDE, con 99,1 puntos, tampoco hubo variaciones, según su comunicado.