Los valores de la compañía surcoreana se cotizaban hoy un 1,30% al alza en la apertura de la negociación, y a las 11.33 horas locales (2.33 GMT) se compraban por 1,56 millones de wones (1.250 euros/1.378 dólares), un 1,63% más.
El martes, cuando Samsung anunció que congelaba las ventas de su "phablet" de alta gama, sus acciones se hundieron un 8,04% -su mayor caída bursátil desde 2008- y después de cancelar definitivamente la producción del dispositivo los títulos perdieron un 0,65% el miércoles.
Asimismo, la compañía anunció en la víspera una rebaja sustancial de sus previsiones de resultados para el tercer trimestre debido a que deberá retornar a sus clientes el importe (882 dólares en EE.UU./859 euros en la Unión Europea) de sus más de dos millones de terminales vendidos.
Samsung rebajó así su pronóstico de facturación para julio-septiembre hasta unos 47 billones de wones (unos 37.859 millones de euros/41.852 millones de dólares), un 4,09% menos que su anterior pronóstico y un 8,94% menos con respecto a lo que se embolsó en el tercer trimestre de 2015.
El recorte de sus perspectivas financieras no pareció pasar factura a los inversores, que pujaron hoy por unas acciones que representan aproximadamente un cuarto de la capitalización total de la Bolsa, y que constituyen ahora una ganga tras dispararse su precio a raíz del lanzamiento del Note 7 y antes de que afloraran sus problemas.
Los analistas han advertido sobre la falta de alternativas de inversión ante la crisis de Samsung y su exceso de influencia en el mercado surcoreano, y prevén una depreciación continuada para la empresa tecnológica que podría tener consecuencias a corto y medio plazo para ella y para la Bolsa local.
"El episodio del Galaxy Note 7 representa la mayor crisis que nunca ha sufrido Samsung, y no está claro cuánto impacto tendrá en la confianza de los consumidores", señaló el analista Huh Nam-kwon, de Shinyoung Asset Management, en declaraciones a la agencia nacional Yonhap.
En la misma línea, Song Myung-sup, de HI Investment & Securities, predijo que el lastre del incidente "seguirá pesando sobre los resultados de Samsung incluso durante el próximo ejercicio".