EN SU PRIMER MES

Trump agita el comercio y la seguridad mundial

Donald Trump solo ha necesitado su primer mes de mandato para zarandear el andamiaje económico, comercial y de seguridad mundial nacido tras el fin de la Guerra Fría. Trump decide acercarse a Rusia para aislar a China, su principal objetivo, su principal adversario. Para ello amenaza con abandonar Ucrania bajo las botas del Ejército del Kremlin mientras lanza una intensa campaña de amenazas arancelarias contra sus tradicionales aliados y socios como es el caso de Europa.

Ignacio Rodríguez Burgos

Madrid |

Trump agita el comercio y la seguridad mundial
Trump agita el comercio y la seguridad mundial | pexels

En los duelos del mítico Far West sobrevivía el que desenfundaba antes, contaba con puntería y el mejor Colt. Donald Trump ha disparado amenazas de aranceles, tasas y prohibiciones contra todo lo que se mueve, sea amigo o enemigo, como si en el Despacho Oval contará con una planetaria “machine gun”. En el primer mes de su segundo mandato ha definido su estrategia de “capitalismo de cowboy, de sheriff” como apunta José Luis Bonet, presidente de la Cámara de España.

Donald Trump ha convertido la firma de las órdenes ejecutivas en su acto central de gobierno. Cada firma se retransmite “urbi et orbi” en una demostración de poder que trasciende la ciudad de Washington y los Estados Unidos para repercutir en todo el globo. La imposición de aranceles a sus socios más cercanos, Canadá y México, y a su "archi-adversario" China ocuparon buena parte de las primeras decisiones. El presidente estadounidense argumentó que estos aranceles eran un arma para que Canadá y México lucharan contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, en especial el fentanilo. Canadá contraatacó con futuras represalias y México con el traslado de miles de agentes federales a la frontera. Los aranceles estadounidenses quedaron en suspenso, no así el 10% impuesto a China.

Tras esta demostración de pirotecnia tributaria, la Casa Blanca dirigió su mirada hacia Europa. El inquilino de la Casa Blanca acusa a su tradicional aliado de tratar muy mal a EEUU. La Unión Europea muestra un superávit de algo más de 250.000 millones de dólares al año en su relación comercial con el gigante norteamericano. Y Trump quiere acabar con ello. Reclama que los europeos compren más coches yanquis, más gas, más petróleo y más armamento. Y aquí introduce de nuevo la vieja exigencia de un incremento del gasto en defensa. En los últimos tres años, con la guerra en Ucrania, el objetivo de presupuesto militar de la UE ha pasado de 200.000 millones de euros al año a 320.000 millones. Una cifra similar al gasto en defensa de China y una tercera parte del estadounidense. La reclamación para llegar al 2% se ha quedado atrás, Mark Rutte, secretario general de la OTAN ya pide un 3% del PIB. España está en un limitado 1,28% del PIB. Lo curioso del caso es el que el 60% del gasto de defensa europeo se dirige a compras de material estadounidense.

La política de Trump se parece a una hormigonera de movimiento continúo que no deja de expulsar reclamaciones, amonestaciones o advertencias ya sean comerciales, impositivas o militares. En abril entrarán en vigor nuevos aranceles del 25% al acero y aluminio mundiales. España exporta a EEUU 250.000 toneladas anuales de acero. Además, prepara tasas fronterizas contra Europa, los aranceles recíprocos sobre la industria del automóvil, las farmacéuticas y los semiconductores si la UE no retira el IVA. Washington considera este impuesto una barrera de entrada de sus productos ya que ellos no tienen IVA, aunque sí Impuestos estatales a las ventas. Bruselas contesta que el IVA se cobra a todos los productos sean europeos o no, independientemente del origen.

Pero la guerra comercial está ya en marcha. Por ahora son movimientos tácticos acompañados de una riada de frases conminatorias para atemorizar al adversario y lograr una mejor posición de fuerza en la mesa de negociación. El comisario europeo de comercio, Maro Sefcovic, negocia con las autoridades estadounidenses para evitar daños irreparables. Europa está dispuesta a rebajar sus aranceles para ello. Está por ver que sea suficiente.

Todos los expertos señalan que una guerra comercial provocará más inflación y que el conflicto lo terminarán pagando los consumidores y los trabajadores de ambos lados del Atlántico. Un informe de EY señala que este conflicto comercial abierto por Trump puede costar a Europa unos 175.000 millones de euros. Y esto solo es el inicio, porque si al final uno no logra sentarse en la mesa de negociación se corre el peligro de convertirse en el menú.