Atenas se muestra optimista, aunque los prestamistas creen que aún se pueden tardar varios días y no queda mucho tiempo porque en realidad el dinero se le acabará a Grecia el 20 de abril.
Para obtener más, Atenas tiene que convencer, no sólo a la CE, al FMI y al BCE, sino también a los ministros de Finanzas de la zona Euro, que tienen que reunirse para dar la aprobación final. Sólo entonces llegarán los nuevos préstamos, aunque algunos sugieren que para eso hará falta que las reformas empiecen a aplicarse.