"No quiero seguir peleándome, porque Trump ha ganado", dijo anoche Duterte en un discurso pronunciado durante un viaje oficial de dos días a Malasia. El mandatario filipino, descrito en los últimos meses por varios medios de comunicación como "el Trump de Oriente", también felicitó en su comparecencia al presidente electo de EEUU, y destacó las similitudes que existen entre ambos.
"Me gustaría dar la enhorabuena al presidente Trump. (...) Los dos decimos palabrotas. Nos hacen falta pocas razones para empezar a decir tacos", agregó Duterte. Las tradicionales buenas relaciones de EEUU y Filipinas atraviesan un momento delicado bajo la presidencia de Duterte, que empezó su mandato el 30 de junio pasado para un período de seis años.
La causa del cambio radica en la campaña nacional contra las drogas de Duterte que ha causado 4.726 muertos, 1.725 en operaciones policiales y el resto a manos de grupos civiles autodenominados "vigilantes". EEUU, la Unión Europea y la ONU, entre otros, han criticado las violaciones de los derechos humanos bajo esta campaña.
Duterte, conocido por sus salidas de tono y el uso constante de palabras malsonantes, no ha acogido bien las críticas y, entre otras respuestas, ha calificado de "hipócrita" al Gobierno del presidente Barack Obama y ha amenazado con sacar a Filipinas de la ONU. El mandatario filipino también ha anunciado que quiere acabar con lo ejercicios militares conjuntos con EEUU y ha dicho que su política exterior no debería depender tanto de la Casa Blanca y tendría que abrirse a China o Rusia.