La campaña electoral me ha traído hoy a la plaza de Pontejos. Que es donde viene el Todo Madrid a por botones, corchetes, encajes, bolillos, ganchillos... y todos esos elementos y artilugios que hacen de las mercerías lugares llenos de secretos.
Viene tanta gente que de hecho han tenido que poner un su turno. Todo el mundo quiere estar en Pontejos. Eso sí, llevo aquí un rato y no he visto ningún candidato. Nadie está ya para zurcir la campaña que se ha desmadejado. Nos queda una semana y ya podemos avisar que va a faja suelta, a goma holgada, lanzada al sprint… con dos candidatas que siguen sumando. Por la izquierda, Mónica García está a un tris de sobrepasar al PSOE. El famoso sorpasso. Si eso ocurre, y puede ocurrir, se van a afilar las espadas, no quiero decir navajas, entre Ferraz y Moncloa.
Entre el PSOE clásico de los Ábalos, Calvo y Compañía y los Spin Doctors del nuevo Sanchismo que habitan Moncloa en número nada desdeñable. Pensaban que perder ante Ayuso estaba asumido, pero que te adelante Mónica García… Eso va a necesitar, si ocurre, responsables que poner en la picota. Al otro lado, Ayuso sigue al tran tran y quiere la absoluta, o casi, para no tener que compartir gobierno con nadie. En Pontejos está el edificio que habitó dos años Ignacio Aguado, una de las grandes pesadillas de Ayuso. La candidata popular quiere que habiten aquí sus consejeros, pero del Partido Popular.
Si han escuchado agua, es una fuente. No se puede beber… agua no potable. En 1849 se instaló en esta plaza la fuente dedicada al corregidor de Madrid Don Joaquín Vizcaíno Marqués, viudo de Pontejos. Lo digo por si estas postales sirven para aprender algo de lo que ver y disfrutar por Madrid.