En la sección quinta de la Audiencia de Barcelona se ha iniciado el juicio contra nueve jóvenes, de los que la Fiscalía acusa a seis y la acusación particular ejercida por un policía local a otros tres, para los que el ministerio público solicita hasta ocho años de cárcel por el ataque que el 21 de mayo de 2014 sufrió el vehículo de Montoro tras un acto de campaña del PP en las elecciones europeas.
Los acusados han alegado ante el tribunal que su comportamiento fue en todo momento pacífico, que no arrojaron piedras ni amenazaron a la comitiva del PP y que se limitaron a ejercer su derecho a manifestación y de protesta en el contexto de una campaña electoral, para denunciar las políticas "neoliberales" de ese partido.
A diferencia de lo que sostiene la fiscal, los acusados han asegurado que no trataron de bloquear la salida de la comitiva oficial ni apedrearon los vehículos, sino al contrario, que fueron los coches los que se abalanzaron a toda velocidad contra los concentrados, que estaban apostados en una calle peatonal, por lo que tuvieron miedo por su integridad y la de otras personas que paseaban por la zona.
Con una versión exculpatoria casi idéntica, los acusados han expuesto ante el tribunal que hubo un gran "caos" debido a la "descoordinación" entre los Mossos d'Esquadra, la Policía Local y los servicios de escoltas, que los cordones de seguridad eran muy "débiles" y estaban "desdibujados" y que los vehículos de la comitiva salieron por un lugar distinto de por el que habían entrado y les sorprendió la velocidad a la que iban.
Según los acusados, cuando salieron los vehículos de la comitiva oficial, los agentes se limitaron a gritar a los concentrados consignas como "va, va", sin dar directrices claras, creando una gran confusión y caos. "Con más planificación policial se hubiese podido evitar la situación", ha alegado uno de ellos.