El alcalde de Alsasua niega que haya un clima de terrorismo en el pueblo y critica la desproporción judicial
El alcalde de Alsasua (Navarra), Javier Ollo, ha negado en el juicio contra ocho presuntos agresores de dos guardias civiles y sus parejas que en esa localidad haya un clima de terrorismo latente o "kale borroka" y ha denunciado la "desproporción judicial" con que se ha tratado este asunto.
El primer edil, de Geroa Bai, ha declarado como testigo a petición de las defensas en la quinta jornada del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional contra los presuntos agresores, que se enfrentan a penas de entre 12 y 62 años de cárcel por terrorismo, junto con otra veintena de testigos llamados por los abogados de los encausados.
Ollo, que en la madrugada de la agresión acudió a la comisaría a interesarse por el detenido en el altercado (hoy uno de los principales acusados), ha explicado que en un primer momento el Ayuntamiento hizo una declaración solidarizándose con las víctimas, pero luego centró su atención en los acusados y sus familias "debido a la desproporción judicial que se ha producido en este caso".
"Al final -ha añadido acto seguido- todas las personas implicadas en esos desgraciados hechos lo están pasando realmente mal".
Según ha relatado, en su municipio no existe un clima de terrorismo: "La realidad social de Alsasua en estos momentos es mucho mejor que 10 o 15 años atrás" porque se han dado "muchos pasos en pro de la convivencia".
En su opinión, algunos medios de comunicación han "trasladado una imagen de Alsasua de un municipio prácticamente en confrontación diaria y no es así", sino que "es un pueblo muy plural y se convive en esa pluralidad".
Él, ha dicho, no acudió a ningún acto de solidaridad con las víctimas ni se puso en contacto con ellas, pero sí a la manifestación en Pamplona del pasado sábado con el lema "Justicia. No es terrorismo", aunque ha apuntado que no por solidaridad con los acusados, sino porque pedía "proporcionalidad en el tratamiento de los hechos".
El alcalde ha relatado cómo en la madrugada del 15 de octubre de 2016, cuando ocurrió la agresión, él acudió a la comisaría donde habían detenido a uno de los acusados para interesarse, después de recibir una llamada de una chica "muy nerviosa" comunicándole que había habido "un tumulto importante y una situación de crispación" en el bar Koxka.
Uno de los acusados, Iñaki Abad, le mandó también un mensaje en el que le informaba de que había habido un momento de "muchísima tensión" y cuando se encontró con él en el Ayuntamiento le transmitió que "algo grave había ocurrido fuera del bar Koxka, que había habido mucha tensión".
Hoy han declarado también una veintena de testigos de las defensas, muchos de ellos amigos y familiares de los acusados que les han situado en lugares diferentes al exterior del local o han declarado que no agredieron a los agentes.
Prácticamente todos ellos han reconocido que han participado en concentraciones o manifestaciones en favor de los acusados. "Creo que se esta haciendo una injusticia con estos chavales y estoy en contra de esto", ha dicho uno de ellos.
Ninguno de los testigos han dicho haber visto la agresión fuera del bar porque, o llegaron más tarde, o se quedaron dentro del Koxka cuando los agentes y sus parejas salieron.
Los que sí estaban fuera cuando ya había ocurrido la agresión han minimizado el ambiente "hostil" y la aglomeración de personas (unas 40) que describieron el pasado miércoles los dos policías forales que acudieron primero a la llamada.
"Un pequeño barullo, un cúmulo de gente", "mucha gente tampoco", "se comentó que había habido una pequeña discusión" o "solo había dos personas discutiendo, los dos policías forales y tres o cuatro personas en el Biltoki (el bar de enfrente); en el resto de la calle no había absolutamente nadie", han sido algunas de las frases de los testigos para describir lo que vieron esa noche en la calle.
También ha declarado un bombero que acudió cuando ya estaban allí los policías forales y ha dicho que se encontró con el teniente en el suelo herido y a "un conjunto de personas a unos 10 o 15 metros". "Nos llamó la atención el silencio, las únicas voces que se oían en la calle eran las de la chica", ha dicho.