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¿Es China un aliado estratégico de España? Las diferentes visiones entre Sánchez y la UE

La visita de Sánchez a China ha evidenciado la visión del Gobierno respecto al país asiático. La UE en cambio, se muestra más cautelosa.

Las implicaciones de un acercamiento estratégico entre España y China: "Nadie gana en una guerra comercial"

ondacero.es

Madrid |

¿Es China un aliado estratégico de España? Las diferentes visiones entre Sánchez y la UE
¿Es China un aliado estratégico de España? Las diferentes visiones entre Sánchez y la UE | Agencia EFE

La reciente visita del presidente Pedro Sánchez a China ha reabierto un debate en la política exterior española: ¿es China un aliado estratégico para España o simplemente un socio económico? La respuesta depende en gran medida de la óptica desde la que se analice. Mientras Sánchez refuerza un discurso de cooperación, la Unión Europea ofrece un matiz distinto, definiendo a China como "socio, competidor y rival sistémico".

Sánchez y Xi Jinping escenifican sintonía

Pedro Sánchez fue claro: "España ve a China como socio de la UE", en un momento especialmente delicado por la guerra comercial que enfrenta a Estados Unidos con Pekín.

Xi Jinping respondió con igual cordialidad: elogió el compromiso del presidente español y destacó la voluntad de ambos países por crear una "relación estratégica y de ganancias compartidas", en referencia a la Asociación Estratégica Integral renovada en 2024, con foco en áreas como el comercio, la tecnología verde y la cooperación global.

La posición de Bruselas: entre la cautela y la competencia

El tono conciliador de Sánchez contrasta con el de Bruselas, que se prepara para una Cumbre UE-China en julio en Pekín marcada por la desconfianza acumulada. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, han reiterado que la UE ve a China no solo como socio, sino también como un competidor económico directo y un rival sistémico, especialmente por sus prácticas comerciales, su modelo político autoritario y su creciente peso geopolítico.

Relaciones económicas desequilibradas

El corazón del vínculo hispano-chino es, sin duda, económico. China fue en 2024 el cuarto socio comercial de España y su segundo mayor proveedor, con un intercambio claramente desigual: 45.000 millones en importaciones frente a apenas 7.500 millones en exportaciones, un déficit superior a los 37.500 millones de euros.

España busca atraer inversiones chinas en sectores clave como las energías renovables o el turismo, pero también reclama una "relación equilibrada". Sánchez insistió a Xi en la necesidad de facilitar el acceso de productos europeos al mercado chino, un punto de fricción persistente con Bruselas.

Más allá del comercio, China ve a España como una puerta de entrada a Latinoamérica y África, dada su posición geográfica y sus vínculos históricos. Las visitas de alto nivel, como las de Xi Jinping a las Islas Canarias, refuerzan esta estrategia.

Sin embargo, España no es un aliado integral de China, ni en valores ni en estrategia global. Se alinea con la UE y EE.UU. en cuestiones clave como la seguridad tecnológica, los derechos humanos y la estabilidad internacional, lo que ha generado tensiones con Pekín, especialmente cuando Bruselas impone restricciones o evalúa sanciones.

Ejemplo de esta tensión es la posición ambigua de España en votaciones europeas relacionadas con los aranceles a los vehículos eléctricos chinos, donde ha optado por la abstención, intentando mantener el equilibrio entre su compromiso europeo y sus intereses bilaterales.