Lo ha dicho en una entrevista en Rac1 que se ha interrumpido yendo a publicidad cuando Colau se ha emocionado, y después ha pedido disculpas y ha señalado los costes personales de la situación y críticas y acusaciones que ha recibido.
En la plaza Sant Jaume tras la investidura se oyeron gritos de "puta, zorra y guarra" y fue durísimo, ha explicado, y ha pedido a todas las formaciones que condenen los hechos, que asegura que no son representativos del independentismo, porque se vivió una situación de degradación que no se debería tolerar.
Ha lamentado que se la haya acusado de querer aferrarse a la silla al ser investida con votos del PSC y de la plataforma de Manuel Valls, y que hayan llegado también críticas de Ernest Maragall (ERC), cuando lleva décadas en política y ha formado parte del "aparato" del PSC durante años, según ella.
Sobre el apoyo de ediles de Valls, ha insistido en que no le gusta y ha defendido: "He venido aquí para gobernar incluso asumiendo contradicciones", y no debía renunciar a su objetivo de gobernar por unos votos que no había pactado ni ido a buscar, porque tenía todo el derecho a presentarse a la investidura, ha aseverado.
Ha resaltado que este tipo de acuerdos "no es nuevo, pasa en todas partes" y, sobre el hecho de que Valls pidiera el voto precisamente para echarla, ha sostenido que esta situación no se la imaginaban los comuns y tampoco Valls, y que la política también es defender un proyecto en base a unos resultados.
Colau, que se reunirá con Valls como con el resto de grupos, seguirá manteniendo distancias con él al margen de la ruptura de Cs, que se ha "acercado a la extrema derecha con mucha facilidad", lo que ha generado incomodidad y finalmente ha llevado a la ruptura, ha dicho Colau, aunque Cs ha asegurado que rompe con Valls por apoyarla.