La salida del grupo de Unidas Podemos de la diputada canaria Meri Pita, apoyada por una decena de cargos del partido, y la expulsión de la consejera del Gobierno de La Rioja, Raquel Romero, ha reabierto las tensiones territoriales en la formación morada.
La decisión de Pita de pasarse al grupo Mixto, con duros reproches a la deriva de Podemos, ha sido consensuada con un grupo de representantes institucionales críticos con la deriva del partido, lo que ha provocado una crisis en el ámbito del partido en Canarias, que ya ha anunciado la suspensión de militancia de esta parlamentaria.
En este sector se ubica el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas, Javier Doreste, la edil de distrito de Tamaraceite-Tenoya y San Lorenzo (Gran Canaria), Mercedes Sanz, la consejera del Cabildo de Gran Canarias, Conchi Monzón, el consejero del Cabildo de El Hierro, Armado Carballo, su homólogo en el cabildo de Fuerteventura, Andrés Briansó, entre otros ediles y cargos institucionales canarios.
Calificada como "tránsfuga"
Desde la dirección de Podemos en el archipiélago, a través de su Secretaría de Organización, ha reaccionado también al detallar que algunos de los firmantes del escrito estaban apercibidos de expulsión del partido por no cumplir el Código Ético de la formación, en lo referente a la obligación de donar parte de su salario.
Es más, ha señalado que tenían conocimiento de los planes de creación de un nuevo partido por parte de este sector crítico y que se registró hace unas semanas a nombre de cargos que simpatizaban con Pita.
Tanto en el ámbito autonómico como estatal han reclamado a la diputada que entregue su acta, dado que fue elegida por formar parte de la candidatura de Unidas Podemos, y ha acusado a Pita de actuar como una "tránsfuga".
Podemos, de 35 a 33 escaños en el Congreso
Por otro lado, la marcha de Pita debilita al grupo parlamentario en el Congreso, que pasa a 33 diputados frente a los 35 con los que inició la legislatura, dado que el escaño que ocupaba el exdiputado Alberto Rodríguez sigue vacante tras más de cinco meses.
Todo ello en un contexto difícil donde el Gobierno de coalición debe afrontar votaciones transcendentales y tras algún caso, como la convalidación de la reforma laboral, donde se produjo un resultado ajustado.
El espacio confederal ha recobrado unidad de acción y una respuesta unitaria al rechazar los planes de aumento del presupuesto militar y el giro de posición del PSOE sobre el Sáhara, ambas anunciadas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. También hay cierre de filas a la hora de reivindicar iniciativas que bajen el precio de la luz y los carburantes, elevar los impuestos a las grandes eléctricas, desplegar un nuevo escudo social, impedir bajadas de salarios y despidos, así como congelar los precios de los alquileres.
No obstante, la confluencia también atravesó momentos de tensión y división en lo concerniente al envío de armas a Ucrania ante la invasión de Rusia, medida que fue apoyada por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y los comunes, pero que suscitó críticas desde Podemos, a través de las ministras Ione Belarra e Irene Montero.
En este sentido, algunos integrantes del espacio confederal creen que, independientemente de la valoración del movimiento de Pita y el contenido de la carta, es necesario aplicar cambios en la dinámica de la formación.
Otros conflictos en La Rioja y Asturias
Este conflicto se suma al acuerdo, desde el Comité de Garantías estatal, de expulsar a la consejera de Igualdad, Participación y Agenda 2030 del Gobierno riojana, Raquel Romero, y a otras cinco personas de su equipo, también bajo el incumplimiento de no donar parte de su salario.
La medida aún no es firme pero se adoptará una vez concluya el plazo marcado, dado que los afectados no han presentado alegaciones ni recurso a la resolución del órgano de disciplina interno de Podemos.
La consejera del Ejecutivo riojano lleva tiempo distanciada con la formación morada, dentro de un territorio que ha atravesado varios problemas internos, y entre los expedientados de su equipo también excargos que también se alejaron de la dirección de Podemos.
Mientras, el partido en Asturias también experimentó un tenso proceso de primarias que se resolvió con la victoria ajustada de la nueva líder autonómica, Sofía Castañón, frente al diputado regional y dirigente crítico Daniel Ripa.
Un proceso que estuvo rodeado de duras acusaciones por parte del exsecretario general en el Principado de injerencias desde Madrid e incluso habló de presiones para que no se presentara. A ello se suma las denuncias del sector crítico de que se ha prescindido de varios trabajadores tras la llegada de la nueva dirección.
Precisamente, uno de los mandatos de la nueva dirección estatal pasaba por reforzar la organización territorial de la formación, al entender que era la vía para crecer en apoyos y ensanchar sus bases.