ESPAÑA

Crisis PP-Vox: mar de fondo a babor

Los dos partidos del centro y la derecha han elevado el tono de sus ataques mutuos en los últimos días. Coincide con un crecimiento de los de Abascal en las encuestas y la sensación de que Vox se dedica a hacer oposición al PP y no tanto al Gobierno.

José Ramón Arias

Madrid |

Alberto Núñez Feijóo (izq), líder del PP, junto a Santiago Abascal, su homólogo en Vox
Alberto Núñez Feijóo (izq), líder del PP, junto a Santiago Abascal, su homólogo en Vox | EUROPA PRESS

Como en la 'Guerra de los Rose', PP y Vox comparten espacio, se necesitan pero no se llevan bien. Ambos son conscientes, a tenor de las encuestas privadas y si nada lo echa a perder como el 23J, de que la suma les llevaría a derrotar a Pedro Sánchez.

Hasta ahora las hostilidades venían principalmente desde los de Abascal ("derecha cobarde", "colaboracionistas del PSOE"), pero desde hace unos días los populares han subido el tono.

En las últimas semanas el crecimiento de Vox en las encuestas ha puesto en alerta a los populares; no tanto por la primacía en el espacio político sino por el grado de influencia que pudieran alcanzar los de la sede de Bambú. En Génova defendían que lo principal era "que la suma diera", pero no es lo mismo contar con un socio más fuerte o más débil que te obligue a un mayor nivel de concesiones.

A raíz de la gestión de la DANA de Valencia y la polarización acrecentada por el Gobierno desde el inicio de año, el crecimiento de Vox ha sido paulatino. No parece que el cisma de la formación con el abandono temporal de la política activa por parte de García Gallardo les vaya a pasar factura en el corto plazo a nivel nacional.

Ya han perdido por el camino a pesos pesados como Olona, Espinosa de los Monteros o Rocío Monasterio. Otra cosa puede ser a nivel autonómico donde las organizaciones territoriales están en guerra interna. Los de Abascal mantienen que no les pasará factura, aún quedan dos años, porque consideran que lo que mueve a los electores es la marca.

En Génova aseguran que no quieren confrontar directamente con Vox porque son socios estratégicos, pero sí han alzado el tono en los últimos días, "oposición de tumbona y dedito levantado", porque necesitan marcar territorio, después de unos días de travesía complicada por el decreto de las pensiones y porque tienen la sensación de pinza no escrita entre Sánchez y Abascal.

No quieren hacer leña con la crisis interna de Vox pero de vez en cuando necesitan que su electorado sienta que hay que defender las siglas de los ataques de aquellos con los que de momento van a tener que convivir.