El Ministerio de Trabajo ha confirmado que convocará esta semana a la patronal y a los sindicatos para negociar la nueva subida del salario mínimo interprofesional (SMI) para 2025, una vez se reciba el informe elaborado por la comisión de expertos. Aunque el porcentaje exacto del aumento aún no se ha definido, la aplicación de la subida tendría carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2025.
El secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, ha confirmado que seguirá el diálogo social con los agentes implicados, incluyendo a las patronales CEOE y Cepyme, y a los sindicatos CCOO y UGT, para discutir el rango de incremento. Sin embargo, la decisión final sobre el nuevo SMI es competencia exclusiva del Gobierno.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha subrayado que la subida debe garantizar que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo, alineándose al menos con la inflación, y avanzar hacia el objetivo de que el SMI alcance el 60% del salario medio en España, tal como establece la Carta Social Europea.
Expectativas sobre el incremento del SMI
Actualmente, el SMI se sitúa en 1.134 euros brutos mensuales en 14 pagas, tras una subida de 54 euros aplicada en 2024. Los sindicatos han propuesto un aumento del entorno del 5% al 6,5%, lo que llevaría el salario mínimo por encima de los 1.200 euros. CCOO apuesta por una horquilla de entre el 5% y el 6,5%, mientras que UGT defiende una subida similar. La patronal, por su parte, ha mostrado una posición más cautelosa, vinculando el incremento a la evolución de la economía.
Aplicación retroactiva desde el 1 de enero
Una vez se llegue a un acuerdo, la nueva cuantía del SMI se aplicará con carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2025, lo que significa que los trabajadores que perciban el salario mínimo recibirán el ajuste correspondiente a los meses previos a la publicación del decreto. Este modelo de aplicación retroactiva es habitual en las revisiones del SMI para asegurar que el beneficio sea inmediato y completo desde el inicio del año.
Desde 2018, el salario mínimo ha pasado de 735 euros a los 1.134 euros actuales, lo que representa un aumento acumulado del 54% en siete años. Este ritmo de revalorización ha sido destacado por el Gobierno como una política clave para la redistribución de la riqueza y la mejora de las condiciones laborales.
