El Guggenheim ha respondido de esta forma a las críticas de varios colectivos, que han amenazado con movilizarse contra la exposición por considerar que constituyen "maltrato animal".
En un comunicado, el museo ha puntualizado que la muestra que ha sido objeto de las críticas es "una exploración de la creación artística en China" durante el periodo comprendido entre los disturbios de la plaza de Tiananmén de 1989 y la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008.
Según ha señalado, la muestra constituye "un punto de partida para la reflexión y el debate sobre el mundo actual y los grandes temas" afectan, "desde una mirada amplia y respetuosa". "En la muestra subyacen la necesidad de salvaguardar los derechos fundamentales, como la libertad de expresión, y también la defensa de la libertad de creación artística", ha insistido.
El Guggenheim ha explicado que, la instalación está conformada por las obras "El teatro del mundo" y "El puente", que incluyen insectos y reptiles vivos. No obstante, ha asegurado que "todos los reptiles e insectos que se incluyen" han sido criados en cautividad y trasladados al museo, previa confirmación de sus óptimas condiciones sanitarias por un informe veterinario y la obtención de los pertinentes permisos".
Además, ha apuntado que cuenta con el asesoramiento y servicios de "un equipo de especialistas que se encarga diariamente de la alimentación, limpieza y cuidados sanitarios de estos reptiles e insectos, así como del mantenimiento de los terrarios". Las labores, según indica, se realizan a primera y última hora, fuera del horario de apertura del Museo.
Además, ha indicado que los terrarios contienen "un sustrato especial, mantas térmicas, pantallas de luz y calor", así como bebederos, bañeras y depósitos de hidrogel "para generar las condiciones y el hábitat adecuados para estas especies".
Por otra parte, ha asegurado que la obra "Un caso de transferencia" es un vídeo "que documenta una performance realizada en 1994 en la que aparecen dos cerdos apareándose en una granja".
"No hay cerdos vivos en la muestra. Concebida como una alegoría cultural, la pieza explora la relación entre el ser humano, la naturaleza y la cultura. Uno de los cerdos lleva en su piel estampados en tinta caracteres occidentales inventados y el otro caracteres chinos ficticios. Por lo tanto, negamos categóricamente que en la obra haya sufrimiento animal alguno", ha aclarado.
Por último, ha insistido en que el museo "está a favor de los derechos de todos los seres vivos, por lo que ha puesto el mayor empeño en asegurar las mejores condiciones para ellos".