Trujillo ha declarado como testigo en la pieza política del caso en la que su exjefe es juzgado junto a otros 21 ex altos cargos de la Junta por prevaricación y malversación al crear o mantener un "procedimiento específico" con el que durante una década el Gobierno andaluz repartió 850 millones en ayudas sociolaborales y a empresas en crisis de forma arbitraria y eludiendo el control, según la Fiscalía.
El exchófer está investigado en varias piezas separadas del caso porque dos empresas suyas recibieron ayudas por 900.000 euros y en la instrucción declaró que con fondos de los ERE se pagaron fiestas y copas así como cocaína para él y su jefe.
A preguntas del fiscal, ha dicho que su relación con Guerrero llegó a considerarla de "amistad" tras ser su conductor de 2003 a 2007 en los que le llevó a reuniones con sus superiores en la Consejería de Empleo pero también con los consejeros de Presidencia, Innovación, Hacienda y al ente público IFA (responsables de todos estos departamentos se sientan en el banquillo de los acusados).