Delante de la plana mayor de la dictadura ha insistido en que las instituciones deben representar a todos los ciudadanos y que éstos deben poder expresar por sí mismos sus preferencias basadas en el respeto a sus derechos e ideas. Lo contrario, imponer, es quedarse congelado en el tiempo.
"Los cambios en un país no pueden ser impuestos", ha asegurado el monarca. Explica que está bien que el gobierno cubano quiera avanzar en lo económico pero hay que dar libertad al pueblo para avanzar también en democracia.
Que han incomodado estas palabras al régimen lo prueba que no estaba previsto que respondiera Díaz Canel, pero lo ha hecho. Y ha dicho que el pueblo cubano ya ha elegido su futuro "por voluntad propia": seguir el "modelo cubano" que es como el castrismo llama a la dictadura.
Además, ha ofrecido Felipe VI a Díaz Canel la experiencia española de la transición representada en nuestra Constitución y en nuestro Parlamento.