Juzgan a una mujer en Madrid por obligar a su hija a comer excrementos
La joven había denunciado a su madre y su padrastro por encerrarla durante dos días. Cuando los progenitores se enteraron de la denuncia, la llevaron a un descampado, la golpearon y la obligaron a comer heces.
La Audiencia Provincial de Madrid juzgará el próximo martes a una madre de nacionalidad rumana por no impedir que el padrastro de su hija la obligara a comer heces por haberles denunciado ante la Policía después de encerrarla en su habitación durante unos días en diciembre de 2015.
Marius P. y Marcela P. se sientan en el banquillo por dos delitos de detención ilegal, un delito de malos tratos en el ámbito familiar y un delito contra la integridad moral. El Ministerio Público solicita una pena de doce años y seis meses de prisión para ella y de cinco años para él, en función de los delitos atribuidos a cada uno de ellos.
El fiscal detalla en su informe de calificación el acusado, el día 4 ó 5 de diciembre de 2015, se valió de un hermano de la víctima para conseguir que ésta se subiera en un coche que conducía el padrastro de la víctima, donde fue introducida a la fuerza y contra su voluntad.
La joven, que ignoraba donde la conducían, fue llevada hasta el lugar donde se encontraba su madre, Marcela P., en la madrileña localidad de Getafe. Una vez allí, fue encerrada en su habitación con llave hasta que el 7 de diciembre la joven logró escapar y denunciar los hechos.
Meses después, el 14 de abril de 2016, la acusada, estando la víctima en el centro de acogida 'Torremocha del Jarama', en Torrelaguna, y habiendo contactado con ella a través de internet, quedó con ella en la citada localidad, en la parada de autobús sobre las diez de la mañana.
Una vez se hubieron reunido, fue obligada nuevamente a subirse al vehículo que conducía el acusado y fue conducida a un descampado contra su voluntad. En dicho paraje, se bajaron todos del vehículo y la recriminaron que les hubiera denunciado por el anterior encierro.
El acusado le dio una bofetada y una patada en la parte trasera, cayendo la muchacha sobre un charco. Una vez en el suelo, sus agresores la obligaron a coger heces del suelo, haciéndoselas comer, mientras le decían: "¡No hables; coges la caca y te la comes!", todo ello en presencia de la madre de la menor, que no hizo nada para impedir la agresión.