Juzgan al 'Talibán español' acusado de reclutar a menores de 13 años para Daesh
La Audiencia Nacional empieza a juzgar este lunes al "Talibán español", un hombre acusado de reclutar a menores de 13 años para alistarlos a Daesh. La Fiscalía pide para el "Talibán español" 12 años de cárcel. Junto a él, se sentarán en el banquillo otros dos miembros de la célula a los que habría adoctrinado.
El ex preso de Guantánamo y conocido como el 'talibán español' por ser el único ciudadano de esta nacionalidad que pasó por el penal estadounidense en Cuba tras ser detenido huyendo de Afganistán a Pakistán, será juzgado a partir de este lunes por la Sección Primera de la Sala de lo Penal junto a otros dos miembros de la presunta célula yihadista que lideraba en Ceuta, acusado de delitos de integración en organización terrorista por el que Fiscalía pide una condena de 12 años de cárcel.
Se trata de Ahmed Abderrahaman Ahmed, que fue detenido en febrero de 2016 junto a los también españoles Morad D.M. y Hamsa L.A. y lleva desde entonces en prisión preventiva. Conforme relata el escrito del fiscal, en 2001 fue entrenado en técnicas de combate en campos de Afganistán y tras pasar por Guantánamo, fue extraditado a España y condenado por la Audiencia Nacional.
En 2015 regentaba una tienda en Ceuta conocida como "la del guantanamero", en alusión a su pasado, a la que tanto él como los otros dos procesados atraían a jóvenes, también a menores de edad, a reuniones donde "formarse y compartir vídeos, contenido y postulados yihadistas con el objetivo de subvertir el orden constitucional alterando la paz pública".
"Ahmed y Morad, recibiendo el apoyo de su hombre de confianza, Hamsa, constituyeron en la ciudad de Ceuta una célula estable, homogénea y radicalizada, ideológicamente próxima al DAESH, dedicada a la captación, adoctrinamiento integrista de corte yihadista y al proselitismo, exaltación y enaltecimiento del DAESH a través de diferentes medios en la ciudad de Ceuta, quienes a su vez estaban estrechamente relacionados con líderes de otras células terroristas ya desarticuladas en el pasado y mantenían contacto con yihadistas afincados en Siria, algunos afectos a facciones al DAESH", dice el escrito.
Buscaban también "obtener una progresiva inmersión de adultos, a quienes invitaban a acudir" captándoles fundamentalmente en la barriada de El Príncipe, para, según el fiscal, "lograr una inmersión en los preceptos coránicos" con "hincapié en aquellas interpretaciones que justifican las acciones violentas" del DAESH, tal y como acreditarían las escuchas en aquel local. En uno de esos audios, por ejemplo, Ahmed y Morad hablan con menores de edad sobre mantenerse alerta ante una posible vigilancia policial.
En definitiva, "llevaban a cabo actividades idóneas para el fin pretendido, que no era otro que captar adeptos dispuestos a llevar a cabo acciones violentas en la línea proclamada por la yihad" y en particular, un "reclutamiento con fines terroristas" en el que cada uno de los tres, en una "estructura perfectamente organizada, ostentaba un rol" diferenciado.
Así, Ahmed, por su historial, "se perfiló como líder intelectual, inspirando a los otros dos acusados en el ideario yihadista, e instruyéndoles acerca de la estructura y funcionamiento de DAESH, de los distintos modos de llevar a cabo acciones violentas y de las medidas de seguridad que deben adoptar para evitar ser detectados e investigados policialmente". Proporcionaba además "la impunidad" del espacio en su tienda, 'el guantanamero', para ese proselitismo.
Morad sería su "mano derecha" y contribuía "de igual manera que el anterior, a divulgar todo ese conocimiento y directrices sobre el resto de miembros de la red así como inculcar esas bases sobre menores de edad". "Asimismo, ejerce una más intensa actividad de apología de las actividades del autodenominado Estado Islámico, sirviéndose de la reproducción de material audiovisual oficial de la citada organización terrorista con la finalidad deliberada de captar adeptos a su causa", dice el escrito.
Por su parte, el fiscal sostiene que Hamsa, formado en los idearios de la yihad por los otros dos procesados, se convirtió no obstante "en un referente ideológico en la barriada de El Príncipe" porque su hermano y otros dos se marcharon a combatir a Siria y acabaron muertos como "mártires". Aprovechó presuntamente esta posición para "captar y acercar a la célula a jóvenes, instruyéndoles en los postulados de la Salafia-Yihadia con el fin de que estos siguieran los mismos pasos que su hermano".
El fiscal explica que para conseguir sus fines, la organización necesitaba recursos económicos y los sacaba de conductas ilícitas. Detalla que Morad, "a quien le constan numerosos antecedentes por delitos violentos y atentado a la autoridad" era el "principal proveedor" de ese dinero y le imputa en particular el robo de un cicolomotor y la apropiación de otro.