El ex primer ministro francés Manuel Valls ha vuelto a sus orígenes barceloneses, postulándose para la alcaldía de la capital catalana en las elecciones municipales del 26 de mayo de 2019 -donde competirá con Ada Colau y el soberanismo- tras una intensa carrera política de casi treinta años en Francia.
Valls nació en Barcelona en 1962, hijo del pintor catalán Xavier Valls y de la suiza-italiana Luisange Galfetti, aunque ya en su adolescencia se convirtió en hijo adoptivo de Francia puesto que su familia había emigrado a este país, hasta que a los veinte años consiguió la nacionalidad francesa.
Desde muy joven militó en los movimientos de izquierdas franceses y con diecisiete años, cuando era todavía estudiante de historia, se afilió al Partido Socialista francés, formación a la que ha estado vinculado durante casi toda su carrera política.
Antes de convertirse en el segundo hombre fuerte de Francia como primer ministro bajo la presidencia de François Hollande, Valls fue alcalde de Evry durante once años -de 2001 a 2012-, cargo que le acercó a la política municipal, un punto en su currículum que ahora exhibe ante las suspicacias que ha levantado entre sus adversarios políticos en Barcelona su candidatura a la alcaldía de la capital catalana, ya que le acusan de desconocer la ciudad.
Como alcalde de Evry, en las afueras de París, Valls se aproximó a los barrios más sensibles de esta localidad y centró su política en la seguridad y en la lucha contra la criminalidad, lo que le hizo cosechar méritos y popularidad, que le sirvieron como trampolín para acceder primero al puesto de ministro del Interior -entre mayo de 2012 y marzo de 2014- y, después, para asumir el cargo de jefe de Gobierno, desde marzo de 2014 a diciembre de 2016, de la mano de Hollande.
De hecho, su paso por el ministerio del Interior francés le convirtió en el político más popular y mejor valorado de un ejecutivo que en esos momentos tenía importantes cuotas de impopularidad. Pero también su etapa como alcalde y como ministro del Interior le generó muchos detractores, sobre todo por su dureza en materia de seguridad ciudadana y por su política migratoria.
Las críticas le llegaban incluso desde las filas de su propia formación, donde se le situaba siempre en el ala derecha del Partido Socialista.
Pragmático, amante del orden, con autoridad y con rasgos en común con sectores conservadores -Valls prefiere situarse en el "centro"- son algunas de las características que definen al aspirante a la alcaldía de Barcelona según su entorno político francés.
En diciembre de 2016, cuando llevaba poco más de dos años en el cargo de primer ministro, anunció su dimisión para postularse a la presidencia de Francia, pero perdió las primarias de los socialistas para elegir a su candidato al Elíseo.
Después de haber militado durante 37 años en el Partido Socialista francés, Valls rompió el carné y se posicionó a favor de Emmanuel Macron y su formación, La República en Marcha, grupo del que hasta ahora formaba parte como diputado en la Asamblea Nacional.
En los últimos cuatro meses, Valls había mantenido la incógnita de si iba a disputarle la alcaldía a Ada Colau, hasta que ha oficializado su candidatura en un acto celebrado en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).
Antes de desvelar que competiría en la carrera electoral para la alcaldía de Barcelona, Valls, que es licenciado en Historia por la Universidad de París Tolbiac, ya se había instalado en Barcelona -donde también vive su hermana- para impartir este año clases en el Grado de Derecho y Global Governance de Esade Law School