Así lo ha manifestado Grande-Marlaska en la Comisión de Interior del Congreso, donde comparece, a petición propia y del PP, para, entre otros asuntos, explicar esa política después de que este verano se haya acercado hasta la cárcel de Basauri (Bizkaia) a dos presos etarras arrepentidos que cumplían condena en Asturias.
Se trata de Olga Sanz y Javier Moreno, que habían accedido recientemente al tercer grado y que ya en 2016 fueron trasladados desde centros penitenciarios de Madrid hasta la cárcel asturiana de Villabona, "y nadie dio nada", ha resaltado el ministro.
Ambos se habían acogido a la denominada "vía Nanclares" y habían mostrado arrepentimiento, además de haber progresado de grado, dos de los requisitos que, junto con otros como su participación en programas de reinserción, podrán tenerse en cuenta en cada estudio individualizado de los reclusos susceptibles de acercar.
Grande-Marlaska ha cifrado en 233 los presos de ETA recluidos en cárceles españolas, de los que 203 están clasificados en primer grado (los más peligrosos), 28 en segundo grado u ordinario y dos (los trasladados) en tercer grado o régimen abierto.
Serán criterios "objetivos" los que se tendrán en cuenta para cualquier acercamiento. "Se está trabajando por los profesionales con tranquilidad, de forma individualizada y cumpliendo la ley", ha
zanjado.