Miles de británicos se han dado cita a los pies del Castillo de Windsor, algunos tras una larga noche casi de acampada, para tratar de ver lo más cerca posible a su reina en el día en el que celebra su 90 cumpleaños.
Le desean una vida larga y feliz porque "la adoran", y la felicitan. Muy sonriente y en un estado de forma aparentemente excelente, vistiendo de un vistoso amarillo limón y su inseparable bolso negro, Isabel II recibía el cariño de sus súbditos mientras paseaba acompañada de su marido, el duque de Edimburgo.