En una carta que Boya ha publicado en las redes sociales, ha explicado que anuncia su dimisión del órgano de la CUP porque sufrió este episodio durante el tiempo que fue diputada en el Parlament y le supuso "una gestión emocional complicada todavía abierta".
En el escrito asegura que el episodio le provocó "problemas de salud" y que, ahora, cuando ha vuelto a coincidir con esa personas en sus tareas como miembro del Secretariat, decide marcharse para cuidarse.
La exdiputada relata que en el reencuentro con aquella persona afloraba el "recuerdo de aquellos comportamientos agresivos y roles de poder" de su etapa como diputada.
Expone que, pese a pedir evitarlo, vio "con tristeza como en las organizaciones se tiende a dar la vuelta a las prioridades, a olvidarlas y ha hacer periférico todo aquellos que realmente importa" y pone como ejemplos a las personas y los cuidados. "Me voy consciente de dejar el reto colectivo de mejorar la gestión de las agresiones machistas", ha afirmado, y ha agradecido a las personas que se han puesto al frente de esta tarea, y la labor de sus compañeros de militancia.