Aunque la ratio de los centros públicos en Primaria (20,8) es inferior a la de los centros privados (24,7), el aumento que ha experimentado en los primeros multiplica por cinco al de los segundos. En la ESO ocurre algo parecido: la ratio de la pública (25,1) es más baja que la privada (26,1), pero el incremento en estos años de crisis ha sido sensiblemente superior: 1,6 estudiantes más en la pública, frente a los 0,3 de la privada.
Según los autores del informe, el aumento de la ratio tiene consecuencias muy perjudiciales sobre los alumnos con necesidades especiales, los que tienen más dificultades de aprendizaje. El responsable de estudios del sindicato, Miguel Recio, se fija en los hijos de los extranjeros: "cuando sus padres vinieron aquí tenían un nivel formativo superior a la media de los españoles. Sus hijos van a salir con un nivel educativo inferior a la media de los españoles".
El sindicato denuncia unas plantillas "mermadas y más precarias"
Detrás de esta realidad están los años de crisis y los ajustes, que se han notado en las plantillas de docentes. Según el sindicato, entre el año 2010 y el 2016, los centros públicos han perdido 40.842 puestos fijos, funcionarios de carrera. Por el contrario, hay 26.144 interinos más, la mayoría de ellos con contratos temporales a media jornada o incluso por horas. "Menos profesores significan menos igualdad de oportunidades y menos calidad", ha dicho el responsable de Enseñanza de Comisiones Obreras. Francisco García apunta que "casi uno de cada cuatro profesores en la pública está en situación de temporalidad y precariedad".
Un millar de barracones en Cataluña
El sindicato denuncia que el curso escolar ha arrancado en Cataluña con cerca de 90.000 alumnos escolarizados en 1.050 barracones. Esta situación afecta, aproximadamente, al 9% de los estudiantes catalanes. "Una cifra escandalosa", para la responsable de Política Educativa de CC. OO., Montserrat Ros. Incluso hay un centenar de centros que no tienen edificios de ladrillo, sino que únicamente disponen de barracones. Algunos de ellos llevan diez años funcionando así: "Tendríamos que gastar un poco más de dinero en ellos", apunta Ros.