En las últimas elecciones, tuvimos dos debates: el primero fue en la cadena pública y el segundo, en Atresmedia. Costó que Pedro Sánchez accediera a ambos, aunque finalmente lo hizo y se acabaron celebrando los dos con un margen de pocos días de diferencia entre uno y otro.
Antes del 28A, Sánchez dijo en Julia en la Onda que él siempre había defendido que los debates se tenían que producir en las campañas electorales y estimaba que él tenía "muchas ganas" de debatir. También afirmó que si el formato era distinto, estaba dispuesto a aceptar varios.
Sin embargo, llama la atención cómo, cuando están en el poder, los políticos quieren el mínimo debate mientras que en la oposición piden debate con todos.
"Tiene que haber debates porque son la esencia de la democracia y el PSOE aceptará los que se formulen, con todos los partidos", decía por aquel entonces César Luena.
El propio Pedro Sánchez dijo en 2015, cuando era líder de la oposición, que "debates, todos, con todos y sobre todo". "Yo voy a intentar debatir con todos. El día tiene 24 horas y tengo que hacer campaña en muchas partes de España, pero mi intención está ahí".
Todo viene de una promesa incumplida: "yo creo que nos tiene que llevar a la reflexión de que en la próxima legislatura tenemos que regular de una vez por todas los debates, cómo se hacen, cuántos y en qué formato". Esto lo lleva prometiendo Sánchez desde el año 2015 y de momento, no lo ha hecho.
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