En un encuentro con el grupo socialista en la Asamblea de Madrid acompañado por el portavoz del PSM, Ángel Gabilondo, Sánchez ha asegurado que la comunidad vive una situación "excepcional" y de extraordinaria gravedad" por el caso Púnica, "paradigma de la depravación política" del PP.
Sánchez ha recordado que el cabecilla de la trama, Francisco Granados, acudía por indicación de Mariano Rajoy a tertulias para dar "lecciones de patriotismo y dignidad" al mismo tiempo que dirigía la red de corrupción.
"Lo más preocupante es el silencio público de Rajoy, que es una auténtica confesión", ha denunciado el líder del PSOE, que considera que los ciudadanos observan "horrorizados" y "avergonzados" a la falta de respuesta del PP y el "expolio" de las arcas públicas por parte de los dirigentes 'populares'.
Para Sánchez, Granados es a Esperanza Aguirre lo que Luis Bárcenas es a Rajoy, y por eso no comprende cómo continúa en su puesto la presidenta del PP de la Comunidad de Madrid.
A pesar de esta denuncia, el secretario general del PSOE considera que uno de los peores errores al abordar el problema de la corrupción es "extender la mancha" de sospecha a todos los partidos o a todos los políticos, porque ello afecta a la credibilidad de las instituciones.
Por ello, apuesta por respetar "lo sano" y no dejar que toda la política sea arrastrada al descrédito por culpa de un PP que, en su opinión, ha vivido en un entorno de "corrupción absoluta" y "corrompido de arriba a abajo", razón por lo que merece pasar a la oposición en las próximas elecciones generales.
Ante la "rabia" y el "enfado" que sufren los ciudadanos, Sánchez ha propuesto cambios legales para cumplir la premisa de que "quien la hace la paga".
Si llega al Palacio de la Moncloa, modificará el Código Penal para que no sólo se actúe contra el patrimonio de los condenados por corrupción, sino contra el que hayan podido esconder en el patrimonio de terceros.