El agente de la Brigada Provincial de Policía Científica ha declarado como testigo en la octava sesión de la vista oral que se ha celebrado en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid contra Antonio Ángel Ortiz, de 44 años, para quien la Fiscalía pide 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas.
Fue el encargado de realizar varias inspecciones oculares al Toyota Celica, que estaba a nombre de la pareja sentimental de Ortiz y en el que pudo trasladar a alguna menor hasta el lugar donde cometió la agresión, así como en el descampado del distrito madrileño de San Blas, donde presuntamente agredió a la niña denominada TP5.
En dicho lugar, el agente encontró varios pañuelos de papel y una bolsa de plástico donde se hallaron restos de semen, aunque no ha revelado si eran del presunto agresor sexual.
Otro agente que ha declarado en el juicio ha coincidido con él al explicar los "múltiples vestigios" que se encontraron en el Toyota: envoltorios de comida, tickets, carteles de 'Se vende', etc.
Y ha afirmado que había signos de limpieza en profundidad y que los papeles que se hallaron en el coche podían evidenciar que Ortiz estaba en disposición de venderlo.
Se encontraron en total 17 huellas en el vehículo del presunto pederasta, aunque los testigos no han especificado qué relación podían tener con el acusado.
También ha declarado hoy la madre de la primera víctima de Ortiz, una niña de cinco años a quien presuntamente agredió el 24 de septiembre de 2013, y la policía que le tomó declaración.
La agresión tuvo lugar supuestamente en un Citroen Xsara Picasso, según han informado fuentes jurídicas, que fue el vehículo que Ortiz también empleó con la última de las niñas agredidas.
En este caso, el acusado abordó a la menor en un parque infantil de San Blas, la agredió en el vehículo y después la abandonó en una gasolinera. Todo ello se desarrolló "en un lapso relativamente corto de tiempo" y la niña fue llevada de vuelta a su casa por dos personas que la encontraron abandonada y desorientada en la calle.
Tanto el agente como la madre -cuya comparecencia ha durado tan solo 10 minutos-, han declarado en el juicio a puerta cerrada y se han ratificado en lo que ya contaron en fase de instrucción, según han revelado las mismas fuentes.
Y han explicado además que las tres manchas de sangre que algunos policías encontraron en el Citroen Xsara Picasso no correspondían a ninguna de las víctimas.