La decisión de Juan Lobato, líder del PSOE en Madrid, de registrar ante notario una conversación privada ha desatado un gran malestar en los socialistas. Este gesto, calificado por algunos como una "ruptura de confianza", agrava las tensiones entre Lobato y la dirección nacional del partido, encabezada por Pedro Sánchez, quien ya contemplaría su posible relevo.
El origen del conflicto
La polémica surge en torno a una conversación que Lobato mantuvo con Pilar Sánchez Acera, jefa de gabinete del ministro Óscar López. Sánchez Acera habría enviado información relativa a una supuesta deuda del novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, con Hacienda. Lobato asegura que decidió registrar esta conversación ante notario para demostrar que dicha información no provenía de la Fiscalía, sino de los medios de comunicación. Sin embargo, esta explicación no convence a amplios sectores del PSOE.
Fuentes internas del partido han mostrado su desconcierto ante esta decisión. "Ha roto la cadena de confianza, es inaceptable", señala un miembro del grupo parlamentario socialista en la Asamblea de Madrid, según informa EFE, quien añade que el gesto genera un precedente peligroso para la comunicación interna del partido. Otro dirigente socialista se hace una cuestión: "Si lo ha hecho para protegerse, ¿Por qué lo hace sin avisar? ¿Para qué lo ha hecho? ¿Contra quién?".
Un liderazgo cuestionado
El gesto de Lobato ha provocado reacciones en cadena, también en el ámbito nacional. Desde Moncloa, el portavoz Ángel Víctor Torres se mostró escueto al ser preguntado sobre el asunto, limitándose a señalar que es Lobato quien debe ofrecer explicaciones. Mientras tanto, algunos sectores del PSOE en Madrid ya estarían maniobrando para convocar una reunión de la Ejecutiva regional y exigir aclaraciones.
La crisis deja en duda el futuro de Lobato. Fuentes cercanas al PSOE aseguran que Pedro Sánchez podría estar considerando reemplazarlo como líder del partido en Madrid, ya que incluso antes de este hecho, era una opción que estaba encima de la mesa. Entre los nombres que suenan para ocupar ese puesto destaca el del actual ministro de la Presidencia, Óscar López, precisamente la persona con la que comenzó todo este asunto.
La desconfianza generada por este incidente parece ser el síntoma de un malestar más profundo. Y llega un momento en el que el partido necesitaba lo contrario: "Es un cuento para no dormir. Lo que necesitamos son líderes cohesionados, no gestos que alimenten las divisiones", añade la información de EFE.