El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski ha comparecido este martes en el Congreso de los Diputados, como ha hecho anteriormente en otros países, para denunciar la invasión rusa. En su mensaje, Zelenski ha hecho un repaso de la situación que vive su país y sus ciudadanos, y lo ha comparado con el bombardeo de Guernica por los nazis para reflejar el sufrimiento del pueblo ucraniano.
“Estamos en abril de 2022, pero parece 1937 cuando todo el mundo se enteró lo de una de vuestras ciudades, Guernica”, ha dicho Zelenski, que ha pedido a Europa que endurezca las sanciones contra el dirigente ruso, Vladímir Putin por los crímenes de guerra cometidos en Ucrania.
La masacre de Guernica inauguró la era de los ataques aéreos masivos sobre civiles y fue inmortalizada por el pintor Pablo Picasso en una de las obras más famosas del mundo, convertida en un símbolo universal contra la guerra. Este ha sido el acontecimiento histórico escogido por Zelenski para remover las conciencias del parlamento español, en la misma línea que en el resto de sus comparecencias, donde repasó desde Pearl Harbor al Holocausto.
¿Qué pasó en Guernica en 1937?
El lunes 26 de abril de 1937, la localidad vasca de Guernica fue bombardeada por la Legión Cóndor alemana, nueve meses después de que arrancara la Guerra Civil en España 1936-1939 con el levantamiento de militares "nacionalistas" contra al gobierno izquierdista de la República.
El bombardeo, que duró más de tres horas, se produjo durante un día de mercado, por lo que había multitud de personas en el centro de la ciudad, que quedó completamente destrozada. El ataque se consideró un ensayo de las tácticas de la II Guerra Mundial, además de una ofensiva de apoyo a las tropas sublevadas.
En total se estima que se lanzaron más de 30 toneladas de bombas que destruyeron más del 70% de los edificios y el resto quedaron muy afectados. Además, se generaron 60.000 metros cúbicos de escombros, que tardaron cuatro años en ser retirados por completo.
Sin cifras exactas de muertos
La cuna histórica de un nacionalismo vasco que el jefe de las tropas sublevadas, Francisco Franco, pretendía erradicar, se convirtió en la primera ciudad de la historia que fue destruida por un ataque aéreo dirigido contra civiles.
El balance mortal de estos bombardeos varía de forma importante entre las fuentes. Mientras que el Gobierno vasco cifra los fallecidos en 1.654, recuentos de historiadores los sitúan entre 150 y 300 muertos.
