Sin que hayan trascendido aún detalles sobre estos escritos, es muy probable que las defensas de los dos exbanqueros repasen la mecánica de las tarjetas, su origen en 1988 durante la presidencia de Jaime Terceiro, o la tesis de que las condiciones de uso perduraron hasta diciembre de 2011, ya en la era Bankia.
Tanto Blesa como Rato, condenados a seis y cuatro años y medio de prisión como autores de un delito continuado de apropiación indebida, pondrán el foco previsiblemente en el hecho de que durante las veintiséis sesiones de juicio no se aportó ninguna prueba que demostrara que los cargos no habían sido objeto de retención fiscal.
Y es que, a juicio de las defensas de algunos de los acusados, quedó evidenciado que las tarjetas fueron inspeccionadas en repetidas ocasiones por el fisco, y declaradas en 2014 como gastos deducibles por el actual equipo de Bankia, cuya voz de alerta al FROB inició el proceso y a la que la Audiencia Nacional reconoció el perjuicio en exclusiva de la apropiación indebida.
Aunque todo hace pensar que Bankia, como acusación particular, será la que monopolice los reproches de los usuarios de las "black", que confían en que el Supremo invalide las hojas Excel con detalles de los gastos al no ser una prueba lo suficientemente solvente que pudo ser manipulada, como argumentaron en el juicio.
Otros muchos condenados por el uso de las tarjetas "black" han presentado también a lo largo del día sus recursos de casación, por lo que ahora solo se espera que algunos más rezagados lo hagan mañana, fecha en la que termina el plazo.