Los trágicos sucesos del pasado viernes en la capital francesa y las posteriores suspensiones de los amistosos entre Bélgica y España y entre Alemania y Holanda, este último por una amenaza de bomba, han puesto el foco en el tema de la seguridad por encima del deportivo en los días previos a uno de los partidos que más pasiones levanta en todo el mundo.
Desde las autoridades españoles se ha insistido en decir que no existe riesgo para acudir al partido y el coliseo blanco registrará el lleno esperado, aunque rodeado por muchas medidas para garantizar la seguridad del choque. 1.000 agentes de la Policía Nacional y 1.400 pertenecientes a la seguridad privada velarán porque todo transcurra con normalidad y que sólo se hable del espectáculo deportivo que se presupone que los protagonistas deben dar.
En este sentido, la presencia en el partido de Messi es lo que acumula la mayor inquietud seguramente a nivel deportivo. El argentino se lesionó ante Las Palmas el 26 de septiembre y finalmente ha logrado llegar a tiempo para este importante encuentro, aunque la duda es si saldrá de inicio o esperará en el banquillo su oportunidad de unirse al dúo Neymar-Luis Suárez para aumentar las opciones de los azulgranas, que llegan a la gran cita con tres puntos de renta y mejores sensaciones que el Real Madrid, pese a que suma más derrotas, las dos a domicilio ante Celta (4-1) y Sevilla (2-1).
El conjunto de Rafa Benítez afrontó el parón internacional sumido en dudas después de perder su condición de invicto en el Sánchez Pizjuán (3-2) y ceder en la pugna por el liderato con los de Luis Enrique, que han salido más reforzados del periodo de lesiones que ha acuciado a ambos. Sin embargo, el técnico madrileño parece haber recuperado a todas sus piezas para un partido que se le presenta como un gran examen para aplacar las continuas dudas que existen sobre el rendimiento de su equipo.
La derrota ante el Sevilla acabó por culminar las sensaciones que estaba dejando el equipo blanco en el último mes, donde no acaba de firmar un juego brillante de forma regular, tapado en buena parte por la solidez que le daba no perder y, sobre todo, no encajar, aunque Keylor Navas era más protagonista de lo deseado. La continua búsqueda del equilibrio por parte de Benítez se topó además con una plaga de lesiones en sus referentes ofensivos, pero ante el gran rival podría alinear a todas sus estrellas en busca igualmente de dar su particular golpe en la mesa.
Y es que el de Parla se enfrenta a un examen ante una afición que necesita que su equipo deslumbre y que mejor momento que hacerlo que ante un FC Barcelona que paulatinamente va dejando atrás sus dudas defensivas y que ha visto como Neymar ha asumido la responsabilidad goleadora y de juego ante la ausencia de Messi, bien secundado por un Luis Suárez, que jugó su primer partido oficial con el conjunto catalán en el Clásico del año pasado.
Los continuos rumores sobre si el fútbol de Benítez es o no aburrido y su posible falta de relación en el vestuario con sus principales estrellas pueden ser 'armas' a favor de los de Luis Enrique si el partido se les pone de cara, aunque no deben olvidar que en su anterior visita fueron superados por un claro 3-1 pese a que se adelantaron pronto en el marcador por un rival que por entonces empezaba a estar inmerso en su gran racha de resultados, juego y goles con la que cerró el 2014.
Para el partido de este sábado, los dos técnicos manejan dudas sobre cual será el once elegido. El equipo local ya tiene a todos sus jugadores recuperados después de que James Rodríguez y Karim Benzema hayan superado sus respectivas lesiones y puedan unirse a Cristiano Ronaldo y Gareth Bale para liderar la ofensiva merengue, mientras que Keylor Navas y Marcelo se han recuperado de sus lesiones y Sergio Ramos forzará una vez más en su hombro para liderar la zaga.
El colombiano parece casi seguro en el once, salvo sorpresa, y el francés, acuciado por sus problemas con la justicia en el 'caso Valbuena', también tiene serias opciones, aunque Benítez no les confirmó. La entrada del primero, que dotaría de más opciones de último pase, modificará el centro del campo y es ahí donde el madrileño debe decidir el sacrificado en las figuras de Casemiro, referente del equilibrio, o Kross, lejos de su mejor nivel.
En el caso de que entre Benzema, la 'BBC' se volverá a juntar dos meses después de hacerlo por última vez junto al Shakhtar. Al de Lyon se le da bien el Barça a nivel goleador y suele hacer daño a su defensa con sus movimientos y eso puede jugar a su favor para acompañar a un 'CR7' que tampoco está excesivamente bien a nivel goleador en su nuevo papel dentro del campo y que, en Liga, sólo ha sido capaz de marcar al equipo catalán desde el punto de penalti (3). Si el francés finalmente no juega, el de Madeira sería el '9', e Isco podría entrar o adelantar James su posición para dejar hueco a Casemiro o Kross, según cual sea de estos el sacrificado.
En cuanto al Barcelona, la titularidad de Messi es la pieza que debe decidir Luis Enrique para encajar su puzzle. El asturiano no puede contar con Ivan Rakitic y tendrá que elegir, después de reconocer que no está "al cien por cien físicamente", entre poner al 'Pulga' de inicio o dejarle en el banquillo como ya hiciera en el Vicente Calderón después de que el delantero fuese padre.
Si el argentino juega de salida, formará el tridente azulgrana con Neymar, que se encuentra en gran estado de forma y podría hacer mucho daño a su compatriota y amigo Danilo, y Luis Suárez, que quiere demostrar que en la actualidad es más poderoso que el que posee su rival, pero existe la posibilidad mayor de que no será así, por lo que el dibujo del conjunto catalán también se vería modificado.
Dado el cariz del partido, se antoja complicado que Munir, que ha jugado en lugar de Messi en muchos partidos, ocupase el sitio de este y, de cara a mantener el estilo, Andrés Iniesta adelantaría su posición dejando en el centro del campo a Sergi Busquets y Sergi Roberto, otro de los que ha 'crecido' ante las bajas. Sin Rakitic, el hueco del manchego sería seguramente para Javier Mascherano, y entonces Vermaelen o Mathieu jugarían al lado de un Piqué al que el Bernabéu espera de uñas.