El Rey Felipe VI proseguirá este jueves con Compromís, En Comú-Podem y Ciudadanos la ronda de consultas con las fuerzas políticas previa a la designación por parte del monarca del candidato al que encargará recabar el apoyo del Congreso de los Diputados para formar Gobierno.
El diputado de Compromís Joan Baldoví será el primero en acudir al Palacio de la Zarzuela. Está citado a las 10.00 horas y acudirá en representación de la coalición con la que Podemos y Compromís se presentaron en la Comunidad Valenciana en las elecciones del 20-D.
Le seguirá a las 12.00 horas el diputado de En Comú-Podem, Xavier Doménech, representante de la coalición que formaron en Cataluña Podemos y el partido de Ada Colau, Barcelona en Comú, en la que se integraron también ICV, Esquerra Unida i Alternativa y Equo.
Felipe VI terminará la jornada recibiendo al líder de Ciudadanos, Albert Rivera. La ronda concluirá el viernes con Pablo Iglesias (Podemos), Pedro Sánchez (PSOE) y Mariano Rajoy (PP). Tras haber escuchado a todos los partidos, el monarca convocará al presidente del Congreso, Patxi López, para comunicarle el nombre del candidato que se someterá al debate de investidura.
Hasta ahora siempre fue el candidato de la lista más votada, pero en ningún sitio está escrito que deba ser así. En esa Sesión de Investidura, el candidato propuesto expone su programa de gobierno y luego toman la palabra los portavoces de los distintos grupos para, después, proceder a la votación. Si el aspirante obtiene el voto de la mayoría absoluta (176), se entenderá otorgada la confianza.
Si no logra, al menos, la mitad más uno de los votos se fijará una nueva votación 48 horas después de la anterior, en la que ya le bastará con lograr una mayoría simple de apoyos, esto es, más votos a favor que en contra. En el caso de que tampoco consiga ser investido en este segundo intento, se tramitarán sucesivas propuestas por el mismo procedimiento y, si transcurren dos meses a partir de la primera votación de investidura y ningún candidato hubiese obtenido la confianza del Congreso, habría que convocar nuevas elecciones.
En ese caso, el presidente de la Cámara Baja sometería a la firma del Rey el decreto de disolución de las Cortes y de convocatoria de los comicios, una circunstancia ésta que hasta ahora no se ha dado nunca.