Con el PNV pendiente de su discurso para anunciar el sentido de su voto, Sánchez ha apostado por la estabilidad presupuestaria y ha dejado claro al partido de Ortuzar su "voluntad" de mantener las cuentas que pactó hace unos días con el PP.
Una decisión que ha asumido -ha dicho- "desde la responsabilidad, para garantizar la gobernabilidad de todo el país", ante un momento "extraordinariamente complejo".
Con la posibilidad de la abstención encima de la mesa del PNV y el PDeCAT, Sánchez ha defendido que "no hay terceras vías" ni "término medio", cuando se trata de censurar la corrupción, y que la abstención "equivale a decir no a la regeneración democrática".
A los independentistas catalanes les ha ofrecido reiniciar el "diálogo" entre el Gobierno de España y el nuevo Govern de Cataluña, oferta que ha extendido al Gobierno de Urkullu, al que ha agradecido expresamente su esfuerzo por "encontrar y forjar soluciones" en la crisis catalana.
"Me reuniré e intentaré tender puentes con la presidencia la Generalitat", ha anunciado.
Guiños al PNV y al Govern que Sánchez ha lanzado desde una posición "de lealtad al Estado por encima de todo" y situando a Mariano Rajoy en el "pasado", frente a la esperanza que "merece la pena explorar" de un gobierno presidido por él.
Un Gobierno con un programa de "estabilidad" institucional, económica, social y territorial, mientras que si fracasa la moción se normalizará la corrupción "y aquí no pasa nada", lo que condenaría a España a una "enfermedad crónica".
Sánchez, no obstante, ha dejado a Rajoy una salida si quiere conservar el Gobierno para el PP: "Dimita ahora y todo terminará. Su tiempo acabó. Dimita y esta moción de censura habrá acabado aquí y ahora".