La Sala ha fijado criterio a este respecto a petición de Vox, que se ha quejado de que Jordi Sánchez porte en su solapa un lazo amarillo, en una intervención en la que Marchena le ha reprochado que se ha excedido del objeto de la misma, que era impugnar las cuestiones previas planteadas ayer por las defensas.
Marchena ha dicho que la posibilidad de que los acusados usen esos lazos puede ser susceptible de muchos enfoques y criterios, si bien "el Supremo va a hacer suya la doctrina del TEDH que tiene dos precedentes" con dos condenas a Bélgica y Bosnia por no permitir la utilización de símbolos que fueron considerados religiosos.
Y aunque "no se trata de eso", ha precisado que "el rango axiológico con el que lo contempla el Tratado de Roma es el de símbolo religioso o ideológico".