Ramón Tamames y Santiago Abascal han cerrado esos “pequeños flecos” de los que este miércoles hablaba el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros.
Poco más ha trascendido sobre los puntos de acuerdo ni del contenido que sustanciará la moción, más allá de la motivación explicitada en numerosas ocasiones por los distintos dirigentes de VOX y resumida en las siguientes palabras de Abascal entrecomilladas en el comunicado oficial: “VOX cumple con la palabra dada y con su compromiso de presentar un candidato independiente. Los diputados queremos brindar la tribuna del Congreso a un español independiente, de brillante trayectoria intelectual, símbolo de la reconciliación nacional, para que represente a millones de españoles que, más allá de partidos, exigen una dimisión inmediata de un Gobierno contrario a los intereses de la nación”.
Condenada al fracaso
En ese misma nota de prensa el economista afirma –en tono humorístico, matiza- que “el Cid Campeador debió sentirse de forma parecida a esta, cuando le pidió explicaciones al Rey Alfonso VI en la jura de Santa Gadea”. No obstante, la singladura de Tamames no trascenderá más allá de la sesión plenaria puesto que la moción nace muerta.
Apenas se presume el apoyo de los 52 aforados de VOX, muy lejos de la mayoría absoluta de 175 diputados –actualmente son 349 los escaños ocupados- toda vez que el Partido Popular viene adelantando su abstención. El principal partido de la oposición cree que el único beneficiado de la moción solo es Pedro Sánchez que tendrá toda la visibilidad a escasas semanas de las elecciones municipales y autonómicas de mayo, a las puertas.
Segundo intento de VOX
El partido de Abascal vuelve a tirar de la herramienta que le brinda el artículo 113 de la Constitución. La primera moción de censura contra Sánchez se debatió el 21 y 22 de octubre de 2020. Desde la aprobación de la Carta Magna en 1978 se han presentado cinco, aunque solo una ha salido adelante, la que sitúo en Moncloa al actual jefe del Ejecutivo después de descabalgar a Rajoy.
La que espera en los próximos días deberá ser aceptada por la Mesa del Congreso y, a partir de ahí, la presidenta de la Cámara decidirá cuándo se debate en Pleno la moción, que podrá votarse, según el Reglamento del Congreso, a partir de cinco días después de su registro
