UberX, el servicio que opera en la ciudad, utiliza exclusivamente vehículos con licencia de alquiler con conductor (VTC) y comprueba que los conductores estén dados de alta como autónomos o constituidos como empresa antes de permitirles registrarse, ha asegurado la empresa en un comunicado.
Asimismo, inspecciona si el conductor tiene antecedentes penales y la ficha técnica del vehículo y la vigencia de su seguro.
El contencioso de la empresa norteamericana con el mundo del taxi llegó hasta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE), que en diciembre de 2017 dictaminó que la plataforma es un servicio de transporte y que, por tanto, se le podían exigir licencias y otras autorizaciones propias del sector.
Pero Uber ya había dejado Barcelona antes, en 2014, cuando una sentencia dictó la suspensión cautelar del servicio entre particulares UberPop con el que entonces estaba presente en la ciudad.