El entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, preguntaba a José Luis Ábalos si el PSOE "estaba limpio" de corrupción y si desde dentro de sus filas podían "presumir de incorruptos".
Ante la expresión seria de Ábalos, Mariano Rajoy subió a la tribuna del Congreso para preguntar a los socialistas si tenían algún procesado dentro de sus filas o si le habían abierto juicio oral a algún militante.
Además, también inquería si había dentro del PSOE algún condenado en prisión por corrupción, para finalmente preguntar si, cuando llegase la sentencia de los ERE, los socialistas se iban a poner una moción de censura a sí mismos, tal y como habían hecho con él.
Esta última intervención de Mariano Rajoy y sus palabras hacia Ábalos desataron los aplausos de la bancada popular de la Cámara Baja.
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