Pedro Sánchez se ha vuelto a salir con la suya, pero esta vez, con un claro precio a pagar. Cuando parecía que ómnibus sería de nuevo tumbado, la negociación hasta el último momento hizo que pudiera salir adelante tras el 'sí' de Junts. El presidente del Gobierno ha cedido ante las exigencias de Junts en una negociación que ha puesto de manifiesto la fragilidad de su posición política.
La primera señal de debilidad se manifestó en la alteración del calendario institucional. El Consejo de Ministros estaba programado a primera hora, pero se vio pospuesto para dar margen a una negociación in extremis con Junts. Esta reorganización, que incluyó la modificación del horario del Consejo de Seguridad Nacional, ya anticipaba el resultado final
Las principales cesiones
El presidente ha tenido que renunciar a dos cuestiones sobre las que previamente había asegurado que no habría cambios. En primer lugar, ha procedido al troceamiento del decreto, una medida que había rechazado. El nuevo texto, significativamente reducido, pasa de las 42 reformas legislativas y 20 prórrogas originales a tan solo 29 medidas, quedando fuera todo el paquete tributario para su posterior negociación.
En segundo lugar, y quizás más significativo en términos políticos, ha tenido que aceptar la tramitación de una proposición no de ley para debatir una cuestión de confianza. Esta concesión resulta especialmente llamativa considerando las declaraciones previas del ministro Óscar López, quien había equiparado este debate con una discusión sobre la autodeterminación de Cataluña. Lo hizo en Más de Uno con Carlos Alsina.
Cambios en los deshaucios
Bildu manifestó que la prórroga de la moratoria de desahucios es una de las claves para que Junts votara sí. El acuerdo incluye un nuevo sistema de garantías que beneficia tanto a propietarios como a inquilinos. Según fuentes cercanas a la negociación, el Estado asumirá el pago de los desperfectos ocasionados por okupas o morosos, así como garantizará el cobro del alquiler a los propietarios.
Sí a Junts, no al PP.
La decisión de Sánchez de pagar un alto precio político a Junts antes que buscar un entendimiento con el PP revela claramente su posición. El Partido Popular había ofrecido sus votos sin contrapartidas para las medidas sociales del decreto, pero el presidente ha optado por la vía de Puigdemont.
El portavoz nacional del PP, Borja Sémper, ha acusado al jefe del Ejecutivo de "plegarse a las imposiciones" del expresidente catalán. Según Sémper, asistieron "una jornada para la historia con un Gobierno encerrado en una sala de La Moncloa a la espera de que Puigdemont autorice desde Waterloo que arranque el Consejo de Ministros".
"¿Qué ha sucedido?", se ha preguntado Sémper ante el giro del Gobierno sus socios dado que, según ha dicho, hasta "hace muy poco tiempo decían que era imposible" trocear el conocido como decreto ómnibus para, exclusivamente, subir las pensiones, ayudar a los valencianos y mantener la bonificación a los usuarios del transporte público.
Además, queda pendiente la tramitación del paquete tributario, que deberá negociarse "punto por punto", según el nuevo acuerdo.
