El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho una defensa a ultranza de la amnistía en la presentación de su nuevo libro 'Crónica de la España que dialoga' y ha elogiado a Pedro Sánchez, del que ha asegurado que su "fortaleza" no se le ha conocido "a ningún político".
Rodeado por la periodista Ana Pastor y el autor del libro, Màrius Carol, y acompañado por exministros de su gobierno y ministros del actual -Félix Bolaños, María Jesús Montero y Pilar Alegría-, Zapatero ha ido desgranando en un acto en el Ateneo de Madrid los temas que aborda en su libro.
Desde los grandes hitos de su presidencia, como la retirada de las tropas de Irak o el 11M, hasta los de plena actualidad, como la amnistía por el 'procés' y la situación internacional con la amenaza de las guerras en Ucrania y en Gaza.
"Es un libro sobre el diálogo a través del diálogo. Busca la defensa de la paz a través de una actitud pacífica", ha dicho el propio Rodríguez Zapatero, que también ha abordado su actuación para alcanzar el fin de ETA y lograr que en España haya existido una década "sin violencia política".
Por eso ha criticado que "cuando vivimos en paz plena" se pretenda deslegitimar a su partido, "que dejó tantas víctimas", por su postura ante la política vasca y su acercamiento a EH-Bildu.
Un "intento de deslegitimación" que ha lamentado que tenga que estar sufriendo Sánchez desde que llegó al poder por parte de una oposición de la que no ha tenido ninguna ayuda ni cuando llegó la pandemia, y lo ha contrapuesto a lo ocurrido cuando tras el 11M accedió al Gobierno; "no hay una línea en la que se deslegitime mi llegada al poder", ha observado.
Respecto a su papel en la ley de amnistía, sobre la que cuenta en el libro que habló con Pedro Sánchez antes de las elecciones del 23J para sugerirle esa medida como vía para alcanzar un pacto de investidura con los independentistas catalanes de ERC y Junts, ha señalado que solo pretendía "ayudar al gobierno y al país".
"La amnistía es paz, muy buena para España. Una España que se convoca a entenderse, al diálogo y a reconocerse en su diversidad", ha incidido.
En cuanto a las críticas de que se haya hecho para conseguir los siete votos de Junts necesarios para la investidura de Sánchez, ha indicado que eso "es democracia, es pactar".
"La fuerza del sufragio es extraordinaria y los españoles dieron un mandato electoral difícil: hagan esto posible, que haya un tiempo en España en que se empiece a superar el conflicto", ha expuesto, y ha asegurado que todo empezó a mejorar con los indultos.
También ha defendido los cambios de opinión que le reprochan a Sánchez señalando que eso sucede cuando cambian las circunstancias.
Según recoge en su libro, Zapatero pensaba que la amnistía "no solo resultaba la llave para seguir en la Moncloa, parando la posibilidad de que la derecha llegara al poder de la mano de la extrema derecha", sino que además podía servir para resolver el regreso a España del expresidente catalán Carles Puigdemont "y cerrar la puerta del 'procés'".
Además, Zapatero comenta que ha colaborado "para que el PSOE y Junts se entiendan" cada vez que se lo han pedido, y por ejemplo recomendó a su partido el Centro Henri Dunant cuando le preguntaron sobre si sería un buen verificador para llegar a acuerdos.
Sobre el fin de ETA, que tuvo lugar el 20 de octubre de 2011 bajo su Gobierno socialista, Zapatero revela en el libro que el entonces rey Juan Carlos I fue de los primeros en darle la enhorabuena y que lo apoyó "incondicionalmente durante todo el proceso", hasta el punto de intentar que el que era líder del PP, Mariano Rajoy, le secundara "sin fisuras".
De hecho, comenta que en una ocasión el ahora rey emérito les sentó a los dos para animarlos a trabajar por el final de la violencia terrorista.
También relata un momento crítico que tuvo lugar una noche en la que en plena negociación recibió una llamada de Alfredo Pérez Rubalcaba para informarle de que el miembro de ETA Javier López Peña, alias Thierry, les anunció que habían colocado siete u ocho bombas en distintos puntos de España para que estallaran al día siguiente y de que solo podría pararse si Zapatero accedía a hablar con él por teléfono, algo a lo que el expresidente se negó al entender que era un "chantaje".
