El café se ha vuelto uno de los fenómenos gastronómicos de los últimos años. Desde que hace una década llegaran a Madrid y Barcelona los cafés de especialidad, los establecimientos que lo sirven no han parado de aumentar. Los baritas se han convertido ahora en todo unos artistas a la hora de preparar esta bebida.
Si antes apenas encontrábamos dos maneras de prepararlo (solo o con leche) ahora las variantes son infinitas: capuccino, latte, mocca, bombón, machiatto, frappé... Google homenajea hoy al flat white, un tipo de origen oceánico que es el protagonista del doodle del día. Se desconoce si nació en Australia o en Nueva Zelanda y desde que surgiera en los años 80, se ha convertido en una de las bebidas más consumidas en ambos países. Últimamente ha ganado popularidad en el resto del mundo por su composición única. No es un café con leche, ni tampoco un cortado.
Cómo se elabora un flat white
La leche debe ser suave y mezclarse a la perfección con el café para que se cree una fusión de sabores que lo diferencia de otras variedades. El flat (plano) de su nombre hace referencia a la fina capa de leche vaporizada. Esta bebida, que ofrece un sabor más pronunciado a café, ha de servirse en una taza pequeña de cerámica de 150 a 160 ml. Otra de las características es que tradicionalmente se le incorpora latte art, es decir, los diseños creados con la leche.
En qué se diferencia con un latte
Pese a compartir ingredientes similares, como el espresso y la leche, las diferencias en la preparación y la proporción de los ingredientes dan como resultado sabores y texturas únicas. El latte destaca por su suavidad y cremosidad y es la opción idónea para las personas que prefieran un sabor más sutil. Así, se elabora con uno o dos shots de espresso con leche al vapor y una fina capa de leche espumosa encima.