El Gobierno afgano decidió declarar este día de luto en todo el país asiático durante una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad Nacional de Afganistán celebrada la pasada noche, tras el atentado del sábado, dijo Dawa Khan Menapal, portavoz del presidente afgano, Ashraf Ghani.
El presidente participó en la reunión en la que se acordó que la bandera afgana ondee a media hasta en los edificios públicos en Afganistán y en sus misiones diplomáticas en el exterior, indicó.
El Gobierno del país asiático anunció además una campaña nacional de donación de sangre para las víctimas, con la colaboración entre otros de sus funcionarios en las 34 provincias afganas.
Varios canales de televisión y emisoras de radio afganas emiten desde esta mañana lecturas de versos del Corán en honor de las víctimas, mientras que en redes sociales se extiende la condena contra el ataque y muchos internautas han incluido banderas afganas en sus perfiles en la red.
La pasada noche se celebraron en Kabul vigilias con velas, rezos y la lectura del Corán.
El denominado Movimiento Esclarecedor, organizador de la marcha, anunció en un comunicado que los fallecidos serán enterrados en un parque del oeste de la capital afgana dedicado al líder hazara Abdul Ali Mazari, donde esta comunidad de la rama chií del islam suele celebrar reuniones y rezos.
Aunque no precisó cuando se celebrará el funeral, en el comunicado señaló que el presidente Gani ha ordenado que se desarrolle entre "fuertes medidas de seguridad".
El ataque acabó con la vida de al menos 80 personas y dejó heridas a otras 231, de acuerdo con los últimos datos oficiales.
El atentado se produjo durante una marcha sin connotaciones religiosas, sino que estaba convocada para protestar contra un plan energético del Gobierno que los hazaras denuncian que excluye a una provincia de esta minoría.
Según el Ministerio del Interior afgano, fueron tres los atacantes aunque solo uno logró detonar los explosivos que llevaba, mientras que otro falló en su intento y el tercero fue abatido por las fuerzas de seguridad.
Daesh, en su reivindicación de la autoría, afirmó que fueron dos de sus miembros los que detonaron cinturones con explosivos.
La mayoría de las víctimas son civiles, aunque de acuerdo con el Gobierno afgano entre ellas también se encuentran miembros de las fuerzas de seguridad.
Los yihadistas tienen presencia en el país asiático al menos desde el año pasado, pero en marzo pasado las autoridades habían anunciado su derrota en su principal bastión en Afganistán, la provincia oriental de Nangarhar, aunque sin que hayan cesado los combates contra esta formación ni los ataques del EI.
La comunidad hazara forma parte del 9 % de chiíes en Afganistán, un país predominante suní, y en los últimos dos años ha sido objeto de ataques sectarios y secuestros en grupo reivindicados por los talibanes y también por los yihadistas.