En Alemania, en concreto en la ciudad de Dusseldorf, el alcalde ha ideado una fórmula para seguir manteniendo las bodas con sus invitados. Las celebra en un autocine. Así amigos y familiares de la pareja pueden seguir la ceremonia desde sus vehículos. Los únicos en el exterior son los novios, separados por dos metros, y el propio alcalde que oficia la boda, al que han colocado tras una mampara de plástico. Ya han celebrado tres bodas.
Las autoridades de Madagascar han aprobado una normativa que penalizará a quienes sean sorprendidos en la calle sin usar mascarilla (allí es de uso obligatorio en cualquier espacio público). ¿Cómo? Serán obligados a barrer las aceras y bulevares del país. Ya hay 500 sancionados. Su ejemplo está haciendo que el resto de ciudadanos cumpla la ley.
En la ciudad rusa de Samara han diseñado una campaña para fomentar el uso de mascarillas entre los viajeros. Y emplean para ello la imagen más visual que se les ha ocurrido: tapar los frontales de los tranvías con gigantescas mascarillas. Porque son eléctricos, si no, alguno saldría ardiendo.
Y en la India, donde un hombre ha logrado saltarse la prohibición de transitar entre regiones haciéndose pasar por vendedor de cebollas. No lo es, pero para aparentarlo compró 28 toneladas de cebolla, alquiló un camión y con el vehículo y su carga recorrió los 1.400 kilómetros que le separaban de su casa. En India no se permiten los viajes pero sí el reparto de alimentos.
La picaresca no es patrimonio español.
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