En una rueda de prensa conjunta, la policía y la fiscalía hicieron público el chantaje ante su "extraordinaria relevancia", pues la amenaza, que puede afectar a Alemania y a otros países europeos e implica un delito muy grave que puede conducir a la muerte, se toma "muy en serio".
El riesgo se asume como real porque en el correo electrónico en el que anunció su chantaje, recibido por la policía y las cadenas amenazadas, se avisaba a las autoridades de que ya había colocado botes de comida de bebés envenenados y se daban indicaciones concretas sobre cuántos y dónde.
La policía, que se incautó de los productos citados en diversas tiendas de la ciudad de Friedrichshafen (suroeste de Alemania) y los retiró sin hacer pública entonces la amenaza, difundió hoy imágenes del principal sospechoso captadas por las cámaras de seguridad de un supermercado y pidió la colaboración ciudadana para identificarlo y detenerlo cuanto antes.
Se trata de un hombre de unos cincuenta años, de mediana estatura y delgado que en las imágenes lleva gafas y un gorro.
Las autoridades, que sitúan detrás de la amenaza a una o varias personas "sin escrúpulos", pidieron que no cunda el "pánico ni la histeria", pero sí que a la hora de realizar la compra se preste atención a que los productos no han sido manipulados y que se compruebe al abrir un bote que hace el típico ruido que indica que estaba cerrado al vacío.
Aunque la policía se negó a facilitar el nombre de las empresas amenazadas, el diario "Bild" publicó que se trata de Aldi, Rossmann, Lidl, DM, Müller, Edeka, Norma y Rewe, las principales cadenas de supermercados y droguerías del país.
La policía no reveló el monto concreto del chantaje pero agregó que es al menos de 10 millones de euros.