Tres años después del inicio de la guerra en Ucrania, el conflicto ha entrado en un nuevo escenario con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, con la que se temía una redefinición del apoyo estadounidense a Kiev. Y ahora ha ido más allá con su plan de llegar a un final en consenso con Putin. Antes incluso de que se inicien negociaciones formales, Moscú ya ha asegurado concesiones clave: la integridad territorial de Ucrania ha sido quebrantada y su entrada en la OTAN vetada.
Llamar a este proceso "negociación de paz" es, cuando menos, optimista. Lo que se perfila es una reunión a puerta cerrada entre Donald Trump y Vladimir Putin en Arabia Saudí, donde pactarán los términos de una rendición que posteriormente será presentada a Zelenski que habrá quedado en una posición extremadamente débil.
Mark Rutte, el nuevo secretario general de la OTAN, ha instado a los países europeos a atender las peticiones de Kiev y paralelamente advierte que el viejo continente debe prepararse para garantizar su propia defensa con un aumento drástico del gasto militar.
EEUU se 'salta' a la UE
Ahí está el gran cambio. Estados Unidos ya no es el garante de la seguridad de Europa, y la UE, lejos de tener voz en las conversaciones sobre el futuro de Ucrania, solo podrá observar desde la barrera si el guion de Trump continúa.
Su reciente llamada con Putin ha sido interpretada en Moscú como la primera victoria diplomática del Kremlin desde el inicio del conflicto. "Trump ha hecho exactamente lo que Putin esperaba: negociar el futuro de Ucrania sin Ucrania", comenta un analista ruso que recoge el medio The Guardian.
Para Ucrania, el panorama es desolador. Zelenski, que en su momento logró movilizar el apoyo de Occidente, ahora se encuentra con que Washington y Moscú han asumido el control total del destino de su país. Trump ni siquiera consideró necesario hablar primero con el presidente ucraniano antes de comunicarse con Putin, un gesto que fue recibido con entusiasmo por los medios estatales rusos.
Mientras tanto, en Europa se multiplica la preocupación. La posibilidad de que Trump acepte una propuesta que incluya la retirada del apoyo militar a Ucrania, la permanencia de los territorios ocupados en manos rusas y la imposición de limitaciones militares a Kiev, deja al continente ante una encrucijada. La UE, que apostó por contener la agresión rusa con sanciones y apoyo armamentístico, ahora enfrenta el riesgo de que la Casa Blanca le imponga una nueva realidad: la victoria rusa
Mientras tanto, en Moscú, el optimismo crece. El mercado ruso ha reaccionado con euforia ante la posibilidad de un acuerdo que alivie las sanciones. "Putin apostó y ha ganado", señalan empresarios rusos. Europa mientras queda relegada a una posición de espectador, y con una alianza atlántica que nada tiene que ver con la que existía al inicio del conflicto.