Por eso sus cuidadores han ideado métodos para anularla. Por ejemplo, el Acuario Sumida, de Japón, que ha pedido a sus visitantes habituales que colaboren en un experimento poco habitual: han instalado pantallas en el tanque acuático donde viven más de 300 anguilas de jardín para que estos peces sigan viendo a personas. Dicen los veterinarios que desde que cerraron las instalaciones, las anguilas están mostrando un comportamiento errático y asustadizo por la soledad y por eso pretenden que los voluntarios se comuniquen, vía online con ellas.
En Singapur han creado una especie de parque infantil con arena para los pingüinos africanos, para que puedan explorar y ejercitar sus músculos. Además los empleados del zoo les organizan paseos a zonas vacías del recinto, algo que también están haciendo en el acuario de Chicago.
Y en Australia son los leones marinos, los que andan de paseo por el acuario. Dicen los cuidadores que se fascinan con la vista del acuario panorámico al ver tanta variedad de peces nadando a su alrededor.
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