En el primer caso ha sido atacado un complejo que acoge a dos familias sirias en la localidad de Artern, en el estado de Turingia, en el centro de Alemania. Un artefacto incendiario fue lanzado contra el edificio, pero cayó finalmente al suelo y las llamas se extinguieron solas, ha informado la Policía.
El ministro del Interior de Turingia, Holger Poppenhaeger, ha condenado ya este acto, que ha calificado de "inhumano". "El responsable o responsables sabían que las casas estaban habitadas. Sólo la suerte ha evitado algo peor", ha argumentado.
El otro ataque ha sido en un centro de acogida para refugiados de Kremmen, en el estado alemán de Brandeburgo, a las afueras de Berlín. Dos 'cócteles molotov' fueron lanzados sobre la valla que rodea el complejo, que acoge a unos 70 refugiados, según la Policía.
Las bombas incendiarias provocaron un fuerte ruido que alertó a los servicios de vigilancia, que apagaron de inmediato las llamas con un extintor. El alcalde de Kremmen, Sebastian Busse, ha condenado este "acto contra la localidad".
En los últimos meses se han producido ataques contra casas de acogida y otros centros relacionados con los inmigrantes después de que aproximadamente un millón de refugiados llegaran durante el año 2015 a territorio alemán debido a la política de puertas abiertas de la canciller Angela Merkel.