A los amigos de este joven de 24 años que se llama Ai no les ocurrió mejor cosa que lanzarle huevos, bañarle en cerveza, atarle a un poste eléctrico, golpearle con una caña de bambú y desnudarle hasta dejarle en calzoncillos. El pobre pudo escapar, corriendo y corriendo, pero justo después de saltar una valla que daba a una autopista, se tropezó y le atropelló un coche. Ahora está en un hospital con una hemorragia cerebral.
Toda la tradición se basa, pásmate, en que con estas novatadas se espantan los malos espíritus que pueden arruinar, dicen los chinos, un matrimonio.