En el avión, un Embraer 190 que hacía la ruta entre Bakú (Azerbaiyán) y la ciudad rusa de Grozni (capital de Chechenia) y que tuvo que ser desviado por la niebla, se estrellaba de madrugada cuando intentaba realizar un aterrizaje de emergencia a orillas del mar Caspio con 69 personas a bordo, incluidos los 5 tripulantes. Entre los pasajeros: azerbaiyanos, rusos, kazajos y ciudadanos de Kirguistán. Y según el portavoz del ministerio de Emergencias de Kazajistán, entre los pasajeros había al menos dos niños.
Se han encontrado impactos de metralla en el fuselaje
Las autoridades kazajas afirman que los pilotos enviaron una señal de socorro alegando un fallo en el sistema de control, que llegaron a solicitar un aterrizaje de emergencia, pero que el aparato acabó estrellándose contra el suelo. Y aunque en un primer momento se barajaban como posibles causas un choque contra un bandada de pájaros o la explosión de un balón de oxígeno en la cabina, esa hipótesis se ha desinflado dejando paso a la del ataque intencionado. Ucrania acusa a Rusia de haber cometido el ataque.
Según el gabinete de crisis que opera en el lugar de la tragedia, "la tripulación envió una señal de socorro a las 08.35 hora local (03.35 GMT) y reportó un fallo en el sistema de control". Tal y como ha explicado un portavoz del aeropuerto Grozni, la capital chechena, "era un vuelo regular. Tenía que volar a Grozni, pero debido a la niebla lo enviaron a Majachkalá y de allí, aparentemente, a Aktau". Más tarde, "a las 08.49 solicitaron un aterrizaje de emergencia en Aktau", pero a las 09.28 la aeronave acabó estrellándose contra el suelo.
Una treintena de supervivientes
Según datos del ministerio de Sanidad kazajo, hay 38 fallecidos y una treintena de supervivientes que en algunos casos -como si de un milagro de Navidad se tratara- salieron por su propio pie.