Bélgica da un paso más en la regulación de la prostitución y se convierte en el primer país en otorgar derechos laborales a las trabajadoras sexuales.
A través de una ley que regula la prostitución como una actividad profesional más, Bélgica blinda los derechos de las mujeres que ejercen esta actividad y les proporciona protección, seguridad y estabilidad económica.
Aunque en otros países europeos como Holanda, Alemania o Grecia la prostitución es legal, con esta nueva ley Bélgica da un paso más equiparando la prostitución a cualquier otra profesión de los sectores tradicionales, lo que ha generado un intenso debate entre quienes ven en la normativa un avance en derechos y quienes creen que se normaliza la explotación de las mujeres.
Hasta ahora, la prostitución en Bélgica se encontraba en un limbo legal. No era delito, pero tampoco existía un consentimiento explícito para ejercerla. La mayoría de mujeres eran contratadas como camareras o masajistas y las que trabajaban por cuenta ajena, no tenían ningún tipo de derechos laborales.
Los derechos que recoge la regulación belga
A partir de esta semana, las mujeres que ejercen la prostitución en Bélgica contarán con los mismos derechos que los trabajadores de cualquier otro sector:
- Vacaciones pagadas, bajas por enfermedad o maternidad, subsidios de desempleo y pensiones.
- Seguridad reforzada: instalación obligatoria de 'botones de pánico' en las habitaciones para alertar a las autoridades en situaciones de peligro.
- Más poder de decisión: derecho a rechazar clientes, definir las prácticas a realizar y detener el acto sexual si no se cumplen sus condiciones.
La normativa belga también endurece las normas para los locales y sus administradores. Deberán cumplir de forma estricta con unas condiciones de higiene adecuadas, proveer preservativos y someterse a revisiones médicas periódicas.